Archive for February, 2009

Japón, de la katana al manga

Thursday, February 26th, 2009

javier-martinez

Permitid que os recomiende hoy un libro. Se trata del que ha escrito un amigo que casualmente resulta ser la primera persona a la que conocí­ al llegar a Japón. Javier Martí­nez Herrero es un soriano afincado en Japón, paí­s al que su interés por el Extremo Oriente le acabó trayendo en 1971. Desde entonces se ha dedicado al estudio de la cultura y sociedad japonesas, labor que compagina con la enseñanza en el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Estudios Extranjeros de Kyoto.

Dicen que la experiencia es la madre de la ciencia, y este libro viene a corroborar el aforismo. La lectura de “Japón, de la katana al manga” (último tí­tulo editado por el valiente sello Shinden) me resultó en extremo amena a la vez que didáctica. En la contraportada aparece la sí­ntesis que podéis leer a continuación:

Durante la mayor parte de su historia Japón estuvo protegido de invasiones militares por un océano que, sin embargo, no impidió la comunicación con un gran foco de civilización: China. Esta circunstancia geográfica permitió a los dirigentes japoneses adoptar y adaptar a su gusto y conveniencia cualquier elemento foráneo y mantener aislado al paí­s durante más de dos siglos. Así­ surgió una visión del mundo y una forma de vida que diferenciaron a Japón no sólo de los paí­ses occidentales, sino también de los de su mismo entorno.
¿Es, no obstante, Japón un paí­s tan único como todos los japoneses creen? Japón. De la katana al manga es una introducción amena y rigurosa a la fascinante historia del primer paí­s no occidental que ha logrado situarse a la vanguardia tecnológica del mundo.

Y, para que esta entrada de presentación sea lo más fiel posible al propósito del autor del libro, dejo bajo estas lí­neas la transcripción de parte de la intervención que, con motivo del lanzamiento de la obra en cuestión, Javier Martí­nez hizo en el programa “Las noches blancas”, que dirige en Telemadrid Fernando Sánchez Dragó.

Javier Martí­nez : Yo querí­a hacer una pequeña introducción a la historia japonesa. Sobre Japón hay muchos libros, la mayor parte de ellos son de corte personal, empezando por el libro del Padre Arrupe, el general de los jesuitas, “Este Japón increí­ble”, y siguiendo últimamente por el de Felipe Carbajo, que acaba de publicar “El Japón que yo he vivido”. Hay también otra serie de libros dedicados a temas especí­ficos tales como el de Antonio Cabezas, “El siglo ibérico de Japón”, o el de Federico Lanzaco sobre el pensamiento japonés. Yo pensaba que habí­a un cierto vací­o en tratar a Japón como un todo histórico, empezando por la época feudal y llegando hasta nuestros dí­as.

Sánchez Dragó : Los japoneses están convencidos de que viven en un paí­s completamente distinto a todos, hasta el extremo de que se ha creado una especie de disciplina, de asignatura, que es el nihonjinron, que estudia la idiosincrasia japonesa. ¿Es realmente un paí­s distinto a todos como ellos creen?

J.M. : Lo es. Quizás no tanto como ellos creen. Por ejemplo, cuando trato de este tema en alguna de mis clases en la universidad y pregunto: “Bueno, ¿qué tiene Japón que sea diferente de los demás paí­ses?”, pues alguno me puede decir que las cuatro estaciones. Pero, hombre, las cuatro estaciones… en España también tenemos cuatro estaciones. Entonces ciertamente ellos lo llevan a un extremo, pero creo que efectivamente, por razones que explico en el libro (razones geográficas, razones históricas) pues Japón es un paí­s diferente. […]

S.D. : Y además, Javier, de ser un paí­s distinto a todos, al menos desde la óptica japonesa, ¿es un paí­s ininteligible a los extranjeros? Lafcadio Hearn, al tú citas en tu libro, que es uno de los primeros escritores extranjeros que se fue a vivir a Japón, se casó con una japonesa, greco-chipriota, etc., decí­a que se tardarí­an siglos en superar, por parte de los extranjeros, esta infranqueabilidad de las costumbres y también emocional.

J.M. : Sí­, bueno, efectivamente Lafcadio Hearn cuando llegó a Japón no se podí­a imaginar el nivel de internacionalización al que se iba a llegar, entonces hay que tener en cuenta que muchos japoneses viajan al extranjero, después la forma de vida está cambiando enormemente. […] íšltimamente muy pocos aspirantes a ser luchadores de sumo son japoneses: los dos yokozuna, grandes campeones actuales, son extranjeros. Quiero decir con esto que sigue siendo un paí­s difí­cil de entender pero no tanto como evidentemente lo era en la época de Lafcadio Hearn.

S.D. : Bueno, katana y manga, ¿hay dos japones, el Japón del ayer y el Japón del hoy?, o ¿el Japón del hoy, el manga en definitiva, es la prolongación del Japón del ayer en el hoy, la prolongación de la katana?

J.M. : Bueno, Japón es un paí­s de contrastes, “De la katana al manga” podrí­a ser el tí­tulo del libro que Ruth Benedict escribió: el famosí­simo libro “El crisantemo y la espada”. Japón tiene una parte que es, digamos un poco primitiva, un poco violenta, y otra parte que es verdaderamente una contemplación poética de la naturaleza, desde los cerezos en flor hasta incluso el arte del manga. Yo pienso que las dos vertientes están en buena coexistencia en el Japón actual y esto es lo que hace tan interesante a Japón: que podamos ver dos mundos diferentes en la misma época.

Si estáis interesados en adquirir el libro podéis directamente dirigiros a la web de Shinden Ediciones, aunque me consta que está disponible en algunas de las grandes librerí­as, como es el caso de Casa del Libro.

Zousenjo (los astilleros)

Tuesday, February 24th, 2009

No muy lejos de la estación de Kobe, en el puerto de la ciudad, se encuentran los astilleros de Kawasaki Heavy Industries (Kawasaki Shipbuilding Corporation).
Paseaba por la zona hace una semana y me llamó la atención ver un aviso que prohí­be tomar fotos en el lugar. Desconozco si la ordenanza en cuestión es algo nuevo o existí­a desde antes. Y me resultó curiosa porque el año pasado dediqué una mañana completa del mes de mayo a deambular por allí­, precisamente con el propósito de hacerle el rodaje a la cámara que por aquel tiempo habí­a adquirido.

Bueno, puesto que en lo sucesivo parece que será difí­cil repetir la experiencia (bastante placentera, por cierto) he decidido mostraros aquí­ algunas de las fotografí­as de entonces. Espero que sean de vuestro agrado. Me pregunto si a los pintores que pululaban por dicho emplazamiento también les está ahora vetado ejercer en tan pintorezco marco. Serí­a una verdadera pena.

shirokuro

El señor que asoma la cabeza desde el interior de esta pequeña embarcación estaba calentándose unos cup noodles. Quiero pensar que el barquito no es su única casa:

ojiisan

El neón nos indica que se trata de un establecimiento que vende artí­culos de segunda mano, aunque el verdadero negocio parace estar en la tachinomiya adyacente:

peggysuu

Una de las esquinas con más solera del lugar, a pesar del desgaste y la herrumbre no deja de tener su peculiar encanto:

corner

Y hablando de óxido… está claro que este sitio está por completo impregnado de la humedad del puerto:

sabi

El edificio Ishikawa data de 1905. Los ladrillos que revisten su fachada fueron importados directamente desde Inglaterra. Antaño perteneció a Mitsubishi.

ishikawa

Seguridad Marí­tima maniobrando en el puerto:

seguridadmaritima

Alguien me preguntó hace poco por qué la mayorí­a de los barcos japoneses contienen la palabra “maru” en su nombre. “Maru” significa “cí­rculo”. ¿Alguien nos ilustra acerca de este tema? El barco de la foto se llama “Tsuru Maru”:

youki

La pared metálica de la derecha es un astillero. Es la imagen que me dejó más satisfecho aquella mañana:

yuge

Precisamente este es el astillero en cuestión:

zousen

Cerca de allí­ hay una zona de poca profundidad repleta de lo que creo que son carpas:

kage

Una de las calles interiores del mercado de Chuo Ichiba Mae:

yokochou

Los edificios, los colores de la zona, los letreros de los establecimientos, parece todo de un tiempo que estarí­a alguna que otra década atrás. Resulta increí­ble pensar que el centro de Kobe esté tan cerca de allí­:

honda

Welcome, Ostia!

Tuesday, February 17th, 2009

Ostia Antica fue el puerto de la antigua Roma, ubicado en el Latium, allí­ donde desemboca el Tí­ber. No me cabe duda de que fue dicho topónimo el que inspiró a los dueños del lugar del que hoy os muestro una fotografí­a, y de hecho el nombre no deja de ser precioso. Claro que lo de “Bienvenidos Ostia” ya es otra cosa, y uno (llámenme pueril) no puede evitar dejar escapar una sonrisilla al imaginar un mensaje homófono del rótulo. Sin duda una cálida bienvenida al establecimiento.

Por cierto, el lugar está en Meriken Park.

Saihakken (el reencuentro)

Thursday, February 12th, 2009

Teutona de blanca piel y facciones redonditas. Siempre fue mi fiel compañera desde la adolescencia. En todo momento ella supo cómo hacerme sentir bien cuando yo lo necesité, gracias a su atención innumerables aflicciones fueron más livianas, ella alejaba mis dolores de cabeza.

“Ten cuidado con ella”, me decí­an muchos, “si pasas mucho tiempo a su lado te hará mal, te acabará causando una úlcera, chico, ella no es tan dulce como crees”. Pero yo preferí­a desoí­r aquellos consejos de los que veí­an a un potencial enemigo tras aquel aspecto inofensivo.

No es casual el que al igual que yo ella siempre llevase el verdiblanco en su corazón, una razón más dudar de aquellos malintencionados comentarios. El orgullo con el que mostraba invariablemente sus colores me transmití­a total confianza.

Pero mi partida hacia Japón nos separó. Fue duro acostumbrarse a su ausencia. En algunas situaciones hubiera deseado tenerla cerca…

No voy a mentir, traté de buscarle sustituta, pero ninguna candidata me hací­a sentir lo que la alemana.
Y en medio de mi desesperación, en el lugar menos esperado y cuatro años después de aquel último encuentro, ¡se presentó ante mis ojos!
Todo ese tiempo ambos habí­amos estado tan cerca, nos habí­amos cruzado en tantí­simas ocasiones sin que ninguno de los dos se percatara de ello… Dicen que la vida te da sorpresas.

Los ojos de “Soñar con Japón”

Friday, February 6th, 2009

El proceso de creación y posterior publicación del libro de fotos “Soñar con Japón” (disponible en tiendas y a través de internet) ha sido un verdadero placer para un servidor, pero he de reconocer que sin la colaboración de los cuatro amigotes con los que he compartido la experiencia la cosa hubiera sido muy diferente. Apuesto a que conocéis bien al plantel pero permitirme que me dé un gusto más: el de presentaros a estos “cracks”, los ojos de “Soñar con Japón”.

David Morales es fundador y manager de Fotocompra.com (colectivo que edita proyectos fotográficos freelance), y no es ni más ni menos que el “padre de la criatura”. Es un gran tipo al que tengo el placer de conocer personalmente y al que podéis (¡y debéis! 😀 ) leer en Nihoneymoon.

Supe de Ale por casualidad un dí­a cuando “el ojo que todo lo ve” me llevó hasta su página web. No recuerdo ahora qué demonios buscaba yo aquel dí­a pero me resultó fascinante descubrir sus creaciones musicales de 8 bits. De eso hace mucho ya, y desde entonces su sitio no ha hecho más que crecer. Pepinismo.net se ha convertido ya una de mis “okiniiri”.

Hoy su blog cumple 5 años, justo los que yo llevo en Japón y prácticamente ese es el tiempo que hace que le sigo. Me ocurre igual que con Ale, lo conozco pero no nos hemos tomado unas cervecitas juntos todaví­a (¡chicos, esto hay que solucionarlo pero ya!). Kirainet.com necesita poca presentación pues este blog lo conocen incluso algunos de mis amigos japoneses. Héctor no deja de asombrarme con su capacidad para compaginar actividades, y encima hace unas fotazas de cine…

A Flapy sí­ que tengo el placer. He de aclarar que si mi amigo Héctor tiene dinamismo lo de Flapy es para dedicarle un estudio aparte. Siempre que visito su blog (Un español en Japón) no puedo evitar preguntarme cómo se las arreglarán en los aeropuertos que pisa para encontrar espacio al sellarle el pasaporte. ¡Y por si fuera poco le sobra tiempo para llevar a cabo proyectos como Japoneando! David es un tí­o de lo más legal y es un privilegio tenerlo como vecino en Nara.

Y sobre mi os aseguro que no escribirí­a nada hoy de no haber recibido el mensaje que Roberto Pastor me enviaba esta misma mañana en nombre de ZonaFandoM, web de la que él es coautor y para la que hace unos dí­as accedí­ encantado a grabar una pequeña entrevista. Si queréis pasar por allí­ no tenéis más que hacer clic aquí­. Aunque os aviso de que a eso de ponerse delante de una cámara no acabo de acostumbrarme…

Soft case

Thursday, February 5th, 2009

Durante años, desde que estaba en primaria, coleccionaba discos de vinilo. Es algo que sólo dejé de hacer cuando las tiendas y el nuevo formato me obligaron a ello. Ya comenté anteriormente algo acerca de lo que significa para mi ese pequeño ritual que supone manipular uno de estos discos, como el deleite que uno experimenta pasando los dedos sobre las pilas de ellos en las tiendas de segunda mano.

La cajas de discos compactos no hacen ni por asomo sombra a las carpetas de los 33 revoluciones. Sinceramente no creo que eso tenga mucha discusión. Además, por pequeños que parezcan los CD acaban por llenar las estanterí­as, ocupando de canto más del doble del antiguo formato. Y no hay que pasar por alto que si uno vive en Japón el espacio, por mí­nimo que sea, siempre es oro.

Hay quien opta por archivadores de decenas de unidades, alternativa que nos hace ganar espacio indudablemente, pero que desecha algo tan importante como la obra musical en sí­Â­: la carpeta. Sin hablar del menosprecio estético que dicho cambio conlleva.

Hace algún tiempo Yito me habló de un programa que vio en televisión en el cual un rapero japonés, miembro de un grupo conocido como “Suchadarapaa”, mostraba su colección de CD. Este chico habí­Â­a sustituido las cajas de plástico rí­Â­gido por unas finas fundas de un material igualmente sintético pero blando y flexible, de tal modo que las carpetas quedaban totalmente visibles a la vez que ahorraba dos tercios del espacio y conseguí­Â­a un efecto decorativo singular.

A pesar de que yo no lo habí­Â­a visto con mis propios ojos la idea me pareció genial y desde entonces la tení­a en mente. El pasado domingo hicimos un pequeño rastreo por internet y dimos con algunas páginas que distribuyen en Japón este tipo de fundas.

De entre cuatro formatos diferentes disponibles en el mercado nos decidimos por uno llamado “CD Softcase”, que es suministrado en paquetes de 50 unidades y que además incluye unos envoltorios exclusivos para el disco, para evitar cualquier posible daño sobre la superficie de éste. Hicimos un pedido y en 24 horas lo tení­Â­amos en casa.

Tras estas lí­Â­neas os muestro los resultados (esas dos pequeñas cajas contienen 50 discos) y más abajo tenéis un video en el que “cambio de casa” uno de mis discos.


Using a CD Soft Case from Javi on Vimeo.

Por cierto, la música del video es “I´ll see you in my dreams”, por Biréli Lagríšne, Samson Schmitt y Dorado Schmitt.

Frog Nishijima

Tuesday, February 3rd, 2009

Me encontré con él durante el último matsuri del shotengai de Motomachi, allá por el pasado mes de julio. El cartel que habí­a colocado como reclamo en su puestecito decí­a: “En sólo 4 o 5 minutos, más divertido que la fotografí­a, caricaturas a 500 yenes. Frog Nishijima (フロッグ西嶋), discí­pulo de Kigawa Kaeru”.

Al parecer su maestro fue un reputado dibujante de manga, cercano al maestro Osamu Tezuka, que llegó a hacerse famoso tras la guerra como “caricaturista de jazz”, realizando cómics para los cuales se basaba en la música que se oí­a en uno de los campos de las Fuerzas de Ocupación. Su popularidad creció cuando se unió a la compañí­a Yoshimoto Kogyo, famosa en todo Japón por ser la principal cantera de humoristas del paí­s. En sus actuaciones allí­ improvisaba caricaturas e historietas gráficas mientras ofrecí­a un discurso colmado de humor.

En fin, me transmitió muchí­sima simpatí­a ver a este señor seguir los pasos de su preceptor, rodeado además de ilusionados crí­os y en un dí­a tan especial para la gente de este barrio. Desafortunadamente para mi, pues me quedé sin caricatura, habí­a demasiadas personas esperando para ser retratadas. Tendré que esperar a la próxima.
Al menos yo sí­ pude tomarle un retrato a él: