A tan sólo dos estaciones de tren desde Sannomiya en la línea Hankyu se encuentra Ouji. En esta tranquila parte de la ciudad de Kobe se encuentra uno más de los atractivos de la ciudad (que no son pocos), el Zoológico Municipal Ouji.
Para acceder a Ouji desde Sannomiya tan sólo tendremos que adquirir un boleto de tren de 150 yenes. Los trenes de la compañía Hankyu son limpios y cómodos. Sus asientos suelen ser panorámicos. El trayecto es breve, salimos de Sannomiya, pasamos por Kasuganomichi y nos bajamos en la siguiente parada, Ouji. Desde allí seguiremos las indicaciones que nos llevarán a la puerta del Zoo, no hay pérdida posible.
Personalmente he hecho este camino muchísimas veces en bici, e incluso diría que se puede hacer caminando, pero si venís por aquí de vacaciones imagino que agradeceréis el transporte del tren.
Una vez en la puerta sacaremos nuestro ticket de entrada en una de las máquinas habilitadas para tal fin. El precio de la entrada para adulto es de 600 yenes.
Por cierto, el zoo abre de 9:00 a 17:00 desde marzo a octubre y de 9:00 a 16:30 desde noviembre hasta febrero.
Una vez entramos tenemos que decidir nuestra ruta para la visita. En el panfleto que encontraremos en la entrada podemos ver la ruta recomendada. Sobre el tamaño del recinto puedo deciros que no es precisamente pequeño.
Una vez entramos tenemos que decidir nuestra ruta para la visita. En el panfleto que encontraremos en la entrada podemos ver la ruta recomendada.
Quiero aclarar que visité el lugar el pasado domingo y se daban dos condiciones de excepción para que me encontrase el zoo tan lleno de personas como estaba: era el último domingo de vacaciones para escolares y universitarios antes del comienzo del nuevo curso (que en Japón comienza en abril) y por otra parte hacía buen tiempo y los cerezos, que se cuentan por cientos en este parque y que son razón extra de su fama, estaban en el cenit de su floración. Era el lugar perfecto para el Ohanami.
Una cosa que nos llamará la atención es la existencia de un parque de atracciones dentro del zoo. En el mismo sitio hay un restaurante para los que lo prefieran a las múltiples zonas habilitadas para hacer picnic.
Esta zona estaba el domingo llena de padres con sus pequeños. Y se veía que disfrutaban de lo lindo:
Las cabinas de la noria que allí están decoradas conforme al lugar al que pertenecen:
Y todo ello rodeado de pétalos rosados:
A esta abuela le colocaron un doble tocado; seguramente estaba esperando a sus nietos, que estarían en una de las atracciones del parque:
Con esta chica hice un intercambio de instantáneas:
Y lo que os comentaba del ohanami, por todas partes había gente almorzando bajo los árboles, como esta parejita:
Y bueno, los animales, qué maravilla ver tanto colorido, aunque sea triste verlos en esas jaulas. Los flamencos (furamingo):
El panda (hay dos en calidad de préstamo del gobierno de China y se supone que habrán de ser devueltos en el año 2010):
Elefantes (sou):
Se da la circunstancia de que en este zoo está el paquidermo más viejo de todo Japón, Suwako es su nombre, nacido en 1943:
Nos acercamos al lugar donde están las focas (ashika), donde los visitantes también hacían picnic, como vemos en esta foto:
Las focas estaban un poco perezosas:
En otra parte, más al norte del zoo, las jirafas (kirin) se comían los pétalos del cerezo ante la mirada atónita de los presentes:
La presencia de algunos eucaliptos delatan la ubicación de los koala, animal perezoso donde los haya:
A ver si alguien me refresca la memoria y me recuerda qué animal es este:
El oso polar (hokkyokuguma) es el que parece tolerar de peor manera un clima tan diferente al natural en su hábitat:
Cerca de las jirafas este padre buscaba el enfoque adecuado para sacar una buena foto de su mujer y su hijo, gran pose la suya :-):
¿Será este el primo de Ramón?, aquel lince que nos cantaba Kiko Veneno…:
El rinoceronte (shirosai) macho afilaba su cuerno usando la pared de su recinto:
Esta mamá canguro llevaba en su bolsa a una cría y por tanto estaba separada del resto. Es increíble ver a estos animales saltar, qué fuerza:
Y hablando de fuerza en las piernas, el avestruz (dachou), menudo bicharraco:
Me gusta esta foto, más por la expresión de la chica que miraba por la ventana que por la nutria (kawauso) que era observada:
Y sobre cristales y contraluces…:
En la zona del zoo conocida como “el mundo de los niños” hay animales con aspecto más dócil. Algunos incluso pueden ser tocados por los pequeños:
Muchos peques por allí, fijaos en este chico llevando a su hermanito en el carrito:
Tras la cascada se adivinan dos pequeñas siluetas:
Este cabritillo (hitsuji), muy manso, se dejaba acariciar por un grupito de niños:
A este pavo real (kujakuoshidorikamo) tuve la suerte de captarlo mostrando todo su esplendor:
Y finalmente os muestro algunas de las fotos que tomé junto a la casa del cazador, en el extremo noreste del zoo.
Simpática esta foto del papá fotagrafiando a sus nenas, todos muy conjuntados y a juego con el paisaje primevaral:
Preciosas las raíces de este cerezo:
Aquí los pétalos del cerezo sobre el estanque de los nenúfares, esos de los que hablaba Rubén Darío, aunque no los había visto nunca…: