Ingredientes:
-cuarto y mitad de japoneses
-cuartito de españoles
-vino de la tierra
-cervecitas
-chu-hai
-la paella de Michio
-una playita
-un trípode
-una cámara con disparador automático
¡Remover todo y a ver lo que sale!
Ingredientes:
-cuarto y mitad de japoneses
-cuartito de españoles
-vino de la tierra
-cervecitas
-chu-hai
-la paella de Michio
-una playita
-un trípode
-una cámara con disparador automático
¡Remover todo y a ver lo que sale!
Supongo que siempre ha existido y existirá ese sentimiento de los adultos hacia las generaciones más jóvenes acerca de la educación y los buenos modos, de su determinada carencia o total ausencia según el caso. Siempre parece que cualquier tiempo anterior fue mejor que el presente en este sentido y tristemente pudiera ser que los más veteranos tuvieran mucha razón visto lo visto.
Hoy caminaba por la zona de Kenchoumae, en Motomachi, justo donde se ubica el Instituto de Enseñanza Secundaria de Ikuta (神戸生田中学校). Allí los estudiantes habían colocado en la valla que circunda el edificio una serie de dibujos, que ellos mismos han realizado, con mensajes que nos recuerdan algunas cosillas importantes que no debemos de olvidar. La cosa va de dibujos últimamente. Aquí tenéis una muestra:
“Está prohibido dormir en clase”, no creáis que es algo tan obvio, yo he podido comprobar que esto es de lo más normal por aquí…
“¿No está usted confundido?”, en referencia a las pintas que se ven por las escuelas (uniformes modificados, peinados poco apropiados, maquillaje, etc.).
“¿Está corrompida la moral?”, más de lo mismo pero algo más esquemático.
“Mantengamos limpia la escuela”, una labor que forma parte de los deberes del estudiante en Japón. Y me parece genial, es un modo de inculcar en los chicos la idea de que lo que es público ha de ser cuidado como lo personal.
“El tren no es tu cuarto”, que se refiere al comportamiento molesto de algunos jóvenes dentro del vagón (usan el teléfono móvil, hablan en voz alta, se maquillan, hacen mal uso de los asientos, etc.).
“¡Vamos a saludar!”, esta se la podían aplicar muchos adultos también, por ejemplo algunos de mis vecinos… 😀
“Tiremos la basura”, para algo están la papeleras, aunque dicho sea de paso a veces es difícil encontrarlas en Japón.
“Objetos prescindibles”, reprimir el ímpetu consumista en Japón lo veo dificilillo…
“Prohibido, no respires el humo de la hierba”, clara alusión al rechazo que produce el tabaco en esta sociedad. En este barrio en concreto existen ya zonas sin humo.
En una de mis recientes visitas a Kyoto, paseando por la calle Sanjyo, me encontré con una de las esquinas más atractivas de la antigua capital, la del Nihon Seimei Kyoto Sanjyo Building, edificio que ocupa este espacio desde 1914. Esta es la foto que tomé en aquel momento:
El día del Shinkaichi Ongakusai había un dibujante en unos de los puestos del mercado de arte del evento que vendía copias de sus obras, todas ellas sobre algunos de los rincones con más magia de Kyoto, Osaka y Kobe. Rápidamente mis atención cayó sobre una de sus postales, esta que veis aquí:
Tomé la postal, la vi bien de cerca para asegurarme de que era el mismo lugar y su autor me invitó a girarla para ver el mapa adjunto que explicaba su ubicación:
Le comenté la coincidencia. No me sorprendía tanto el hecho de que él hubiera retratado la misma esquina que yo en Kyoto, al fin y al cabo se trata de un lugar bastante concurrido y más o menos conocido, lo que realmente me sorprendía era que muchas de sus postales mostraban lugares que anteriormente también a mi me habían llamado la atención hasta el punto de pararme para tomar una instantánea de ellos.
Me traje algunas estampas además de la de arriba. Las que os muestro a continuación son de dos lugares cercanos a mi casa. Junto a los dibujos podéis ver mis fotos:
Kobe Kaigan Building, en la zona de Minato Motomachi.
Línea del ferrocarril de la JR cerca de Hanakuma, en Kobe.
En el sello estampado sobre el sobre que contenía las postales podemos ver el nombre y la dirección de la tienda del artista, el nombre del lugar es que da el título a esta entrada. Muchas veces me preguntan sobre cuál sería un buen regalo para llevar a un amigo lejos de Japón. Creo que estas estampas pueden ser un “omiyage” perfecto. ¿Qué os parecen?
El pasado fin de semana se celebró la octava edición del Shinkaichi Ongakusai, el festival de música del barrio que lleva el mismo nombre. Era la primera vez que íbamos y sólo pudimos asistir a los eventos programados para el domingo, pues el sábado estuvo lloviendo todo el día.
Shinkaichi queda al oeste de la estación de Kobe, se puede llegar andando apenas cinco minutos. En esta zona de la ciudad encontraremos una calle larga que está flanqueada por unas grandes esculturas que muestran la silueta de un hombre ataviado con un sombrero. Dentro de esta calle está el edificio del Art Village Center, donde tienen lugar algunos festivales de cine interesantes (allí se celebró hace ahora cuatro años el Hispanic Beat). En una ocasión oí de la boca de un viejo residente que este lugar fue pionero en la proyección de cine en todo Japón.
Si uno sigue subiendo la calle en dirección norte se encontrará con una gran galería que está llena de establecimientos de pachinko y slot, pero donde además econtraremos algunos de los restaurantes con más solera de la ciudad.
La zona fue antaño el centro de la diversión de Kobe, lo que ahora es Sannomiya. Es curioso que en la actualidad los ciudadanos se refieren al lugar como a un sitio peligroso y falto de interés. Es cierto que junto a Shinkaichi está Fukuhara, una zona llena de prostíbulos, y aquí es inevitable establecer la conexión entre un lupanar y el hampa.
A favor del barrio de Shinkaichi puedo decir que a pesar de las pintas que podamos encontrar la gente suele ser bastante campechana, menos estirada que la que pulula por zonas supuestamente más “decentes”. Las primeras impresiones suelen tener poca validez en más de una ocasión, y en más de dos. Esto me recuerda cuando una vez mientras escuchaba a una chica tocar la guitarra en la puerta de la estación se me acercó un vagabundo y me ofreció un café…
Al final de aquella galería de la que hablaba antes está en parque de Minatogawa. Allí colocaron el “main stage”, aunque a lo largo de todo Shinkaichi se sucedían las actuaciones de grupos de música de todos los estilos, hasta flamenquito tuvimos.
En Minatogawa Kouen también instalaron algunos puestecillos de comida de varios países (Corea, Sri Lanka, México, Ecuador…) y tenderetes de arte y artesanía.
En uno de esos tenderetes conocimos a una chica de origen coreano llamada Sai, muy simpática y bastante guapa. Estaba vendiendo sus postales, algunos muñecos y realizando retratos por 500 yenes. Esta que veis en la imagen es Sai:
Para ella posamos Ana, Yito y un servidor. ¿Nos veis parecido? 😉 :
El caso es que Sai no era la única chica que estaba por allí dibujando retratos, también estaba Chika Tanikawa, para quien también posamos pero esta vez por separado. Aquí tenéis una pequeña muestra de Chika en acción, video incluido:
Being portrayed by Chika from Javi on Vimeo
Y aquí estamos los tres, que parecemos recién salidos de un manga, Dios, qué guapísimos 😀 :
Este señor era simpatiquísimo, todo un crack. Tampoco quiso volverse a casa sin su retrato. Al despedirse de nosotros nos regaló un “adios” muy español y todo:
Expendedora de “libros” fotografiada en Shinkaichi, Kobe.
Decía el otro día que me gustó probar una cámara réflex. Y puesto que mi pequeña IXY Digital 600 se iba mereciendo un descansito me decidí a comprarme algo más serio. La elegida fue finalmente otra Canon, pues de momento los productos de esta marca que he probado me han dado muy buenos resultados. Por supuesto que para la elección no han faltado visitas a tiendas y revisiones a catálogos, búsquedas en internet, consultas a otros usuarios y demás.
El kit que he adquirido es el Canon EOS 40D con objetivo EF-S 17-85 IS USM, pues los dos que usé en el zoológico la otra vez con la Kiss X2 no me convencieron demasiado al compararlos. De este modo tengo casi un gran angular y un zoom increíble, que para iniciarse en esto no está nada mal.
Apenas me he podido parar a investigar en condiciones las posibilidades de la máquina, pues hemos estado de Golden Week y son días en los que entre una cosa y otra se para poco y se descansa menos. Pero ya he puesto en práctica el formato RAW, que me gusta porque ofrece una cantidad de opciones enorme de retoque a la imagen obtenida. Creo que un fotógrafo medianamente hábil que tenga un poco de manejo en Photoshop desechará pocas de las fotos que tome.
Aquí dejo algunas de mis primeras fotos con la EOS:
Esta semana pasamos un par de días en la prefectura de Shiga. Allí viven los padres de Yito. Su madre se dedica desde que era bastante joven a la confección de kimonos y particularmente de una prenda que se coloca sobre estos en invierno, el “houmongi” (que literalmente significa “prenda para visita”, pero que viene a ser una especie de abrigo). Sus prendas son todas hechas a medida y son vendidas en un establecimiento del centro de Kyoto. Uno se queda embobado al ver en su taller las finas telas de seda estampada que ya de por sí son una obra de arte, pero que alcanzarán todo su esplendor al ser lucidas por sus futuras propietarias.
Precisamente andaba yo buscando motivos interesantes entre los retales que ella, Hatsuko, va acumulando en una bolsa para luego desecharlos cuando me propuso que le echara un vistazo a las telas de los kimonos que guarda en uno de los armarios de la estancia. Ni siquiera Yito sabía del tesoro que allí hay. Y yo descubrí el placer de admirar un kimono o un obi al despojarlo de su envoltorio, una sensación que imagino que será mil veces más intensa cuando una japonesa recibe uno de estos vestidos y lo abre por primera vez.
Os he querido mostrar un ejemplo aquí con unas fotos en sucesión del acto de sacar un obi de seda de su funda:
Sobre el papel está escrita la palabra “oatsurae”, que significa “hecho a medida”.
Simplemente hemos de ir soltando los lazos de tela y plegando hacia el exterior las solapas del papel.
El obi parece muy ancho pero al vestirlo se pliega una vez quedando su tamaño reducido a la mitad.