A menudo en el japonés encontramos extranjerismos que son representados con ideogramas, independientemente de que las mismas palabras cuenten con una escritura alternativa (por lo general más extendida) que se sirve del silabario katakana. En algunos casos estos kanji guardan alguna relación semántica con el vocablo adoptado, mientras que en otros la relación es estrictamente fonética.
Para los préstamos del primer tipo sirvámonos de la palabra “煙草”, cuyos ideogramas significan “humear” y “hierba”.
En cuanto al segundo de los casos valgan los ejemplos de América e Italia, países que pueden ser representados mediante el katakana, “アメリカ” e “イタリア” respectivamente, o con ideogramas, “亜米利加” y “伊太利亜”. Nótese la repetición de los kanji “利” (cuya lectura es “ri”) y “亜” (que se lee “a”).
Existe un tercer caso que resulta de la combinación de los dos anteriores. Tomemos palabra “新西蘭”, cuyo significado es “Nueva Zelanda”. El primero de los kanji aquí se lee “nyū” y mantiene su significado de “nueva”, mientras que los dos ideogramas restantes sólo aportan su fonética, “shi” y “ran”.
Tomé la fotografía de esta entrada en las calles del barrio de Kawaramachi, en Kyoto. Realmente lo que se puede ver son dos kanji, “珈琲”, cuya lectura es “kōhī” y significa “café”. Resulta que el café fue introducido en Japón en el siglo XIX por los holandeses. No es por tanto casual que el vocablo neerlandés “koffie” sea el origen de la palabra que vemos en el rótulo.
Por supuesto hoy en día es más frecuente ver la palabra escrita en katakana (コーヒー) e incluso romanizada, pero la escritura en kanji le da al lugar un halo de nostalgia que pudiera llegar a ser decisivo a la hora de atraer a los posibles clientes. Vosotros, ¿dónde preferiríais tomaros vuestro café en Kyoto, en un lugar cuyo rótulo está romanizado, en uno que muestra katakana o en uno similar al de la imagen?
Mi agradecimiento a mi amigo Gersom por sugerirme los ejemplos para esta entrada.