Archive for October, 2009

Vito Van

Sunday, October 25th, 2009

Estaba esta misma tarde ojeando las estanterí­as repletas de figuras a escala de una tienda llamada Yellow Submarine cuando encontré la que podéis ver en la foto. Me hizo gracia además el nombre del modelo: Vito Van. Como sólo pedí­an 300 yenes por ella me la traje. Me hizo recordar los cochecitos de Guisval que tení­a cuando era niño, aquellos geniales juguetes. Veo en internet que esa misma marca continúa fabricando miniaturas, pero a los nuevos modelos les falta el encanto de sus antecesores de los ochenta. Deberí­a haberlos conservado. Y vosotros, ¿mantenéis aún algún juguete de vuestra infancia?

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MB Vito Van, Kitahara world car selection.

Souon

Tuesday, October 20th, 2009

Tengo entendido que en lo que a contaminación acústica se refiere a los españoles sólo nos supera Japón. Uno siempre ha tenido cierta tolerancia al ruido, algo que seguramente se deba precisamente al hecho de que durante toda mi vida he tenido que vivir con él. El ruido era y sigue siendo algo inherente a mi barrio sevillano: los aviones que van y vienen del cercano aeropuerto de San Pablo, las estruendosas alarmas de los coches de policí­a y de las ambulancias (no estarí­a mal sustituirlas por un tipo similar al existente en Barcelona, igual la salud de los ocupantes del vehí­culo agradecerí­a así­ evitar un muy posible e innecesario subidón de adrenalina), los pobres perros estresados por vivir hacinados en pisos jamás diseñados pensando en ellos (cosa lógica por otra parte), los alterados e ilí­citos tubos de escape de las motocicletas, el televisor del vecino o su equipo de sonido de alta fidelidad (la potencia en vatios de éste suele ser proporcional al mal gusto de la música que reproducen), las interminables obras de eternas reformas y un largo etcétera. Uno se acostumbra como puede o simplemente enloquece. Le queda el consuelo de saber que existe una legislación al respecto. He leí­do por ahí­ que incluso ya algún que otro ciudadano poco cí­vico en este aspecto en particular ha dado con sus huesos en la cárcel.

dotonbori

Japón, como decimos, goza del primer puesto en ese ranking mundial del estruendo. Es cierto que en gran medida las ciudades hacen lo posible por controlar los focos de ruido más importantes. La ubicación del aeropuerto internacional de Osaka, el Kansai Kūkō, o del aeropuerto nacional de Kōbe son prueba de ello. Las autopistas que cruzan las urbes suelen estar cubiertas parcialmente con paneles acústicos, así­ como algunos tramos del trazado del ferrocarril de alta velocidad. Pero desgraciadamente no es suficiente. Por otra parte es interesante que salvo contados y excepcionales casos no existe legislación que regule el ruido en Japón.

Hace unos dí­as consulté el tema con alguien a quien conozco que casualmente trabaja como policí­a. Me comentaba que las pocas normas que existen se han ido improvisando sobre la marcha ante la presión de ciudadanos cuyo umbral de tolerancia fue puesto a prueba.

Cualquiera que viva en Japón por un breve perí­odo de tiempo no tardará en toparse con una extrañas furgonetas decoradas con mensajes y sí­mbolos ultranacionalistas que pululan por doquier, con un equipo de megafoní­a que no cesa de vomitar lindezas. Pues bien, si estos insufribles pregoneros se pasan de los 80 decibelios (me consta que ocurre con mucha frecuencia) teóricamente están infringiendo la ley. Pero, claro, si estamos en tiempo de campaña electoral olvidemos lo dicho… (manda narices el asunto). Aquí­ la en España llamada “jornada de reflexión” viene marcada por una absurda competición de megáfonos de los diferentes candidatos, acto que viene a servir de metáfora del “mucho ruido y las pocas nueces” que los polí­ticos gastan por estos lares. Muy democrático todo ello, sí­ señor. Conviene recordar que a partir de los 120 decibelios el sonido se convierte en una sensación dolorosa para el oí­do humano, no solo pensemos en el estrés, puede incluso ocasionar daño fí­sico.

ultranacionalistas

Cuando la policí­a recibe alguna denuncia por las molestias causadas por el ruido se limita a mediar entre las partes. “La ´armoní­a´ en Japón no debe ser quebrantada”, cuán paradójico precepto este.

Tanto el minúsculo apartamento en el que viví­ mi primer año en Japón como mi pisito actual están situados muy cerca de la lí­nea del ferrocarril de la JR. Al principio los vagones de carga que cruzaban la ciudad desde la medianoche solí­an provocar mi desvelo. Puesto que su paso es regular pronto me habitué a ello.

En el sur de mi barrio, a tan solo un par de manzanas desde mi casa, hay un parque de bomberos. También al estrépito de las sirenas de los vehí­culos que de allí­ parten me he ido acostumbrando.

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No muy lejos de allí­ los barcos de turistas que llegan al puerto y parten de él lo hacen emitiendo un zumbido que se convierte en ocasiones en atronador.
Pero quizás encuentre más molesto algo que ocurre desde algún tiempo atrás casi a diario, a medianoche, cuando grupos de motoristas se reúnen en las a esas horas poco transitadas carreteras de Kobe para llevar a cabo arriesgadas carreras que hacen que uno maldiga la hora en que Ridley Scott rodara “Black Rain”. Al incesante rugir de los motores y de los escapes de las máquinas normalmente le siguen las sirenas de la policí­a y los admonitorios gritos que los agentes del orden les dirigen a los infractores por medio de la megafoní­a de los coches de patrulla.

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Teniendo en cuenta que a partir de los 95 decibelios se hace necesario el gritar para comunicarse no debe parecernos extraña la forma en que ciertos establecimientos del centro se publicitan en plena calle. ¿Qué visitante no ha escuchado aquí­ alguna o mil veces aquello de “karaoke doudesukaaaa” saliendo de uno de esos conos de plástico iguales a los que los aficionados al béisbol tienen por costumbre llevar al estadio para animar a sus equipos?
Fuera del alcance de mi comprensión están lugares como los Pachinko, esas enormes y abundantes salas de contención de humo de cigarrillos cuya contaminación acústica se puede percibir desde la calle.

Y las obras. Interminables como en España. Bastante más rápidas, todo hay que decirlo, pero igual de ruidosas. Hay casos en los que el recinto en el que tienen lugar es cubierto totalmente por una estructura, algo que viene a ser más una medida de seguridad que una barrera acústica. De hecho llama la atención el que ciertas obras municipales que afectan a zonas comerciales tengan lugar durante la madrugada con el pretexto de que de hacerse en pleno dí­a la actividad de las tiendas se verí­a afectada seriamente. No parece ser relevante el derecho al descanso.

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En definitiva el ruido es parte del precio que el urbanita ha de pagar por el “progreso”. Por fortuna aún quedan muchas zonas a las que escaparse para huir de él en Japón y disfrutar del “sonido del silencio”, aunque para muchos, entre los que me cuento, la prolongada quietud puede llegar a ser igual de perturbadora.

Mi pequeño Pellermodel

Tuesday, October 6th, 2009

Lo encontré hace unos dí­as en los almacenes Joshin. Me hizo gracia la idea y no pude resistirme a probarla, de modo que, puesto que sólo costaba 399 yenes, me traje uno a casa. Se llama Pellermodel y es el nuevo juguete de Bandai, uno en el que nosotros mismos nos convertimos en el artilugio en cuestión.
La cajita que recibimos contiene un kit de plástico con las piezas móviles de un muñeco y una pequeña peana para mantener la diminuta estructura en pie.

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También trae una hoja adhesiva sobre la que imprimiremos la imagen que elijamos. Antes habremos podido usar otras dos hojas (no adhesivas) para hacer pruebas de ajuste. El software necesario para pasar nuestra foto al papel se puede descargar desde la web oficial del producto. Es un proceso bastante fácil e intuitivo a la vez que divertidí­simo.

En la imagen podéis verme estampado en las pegatinas, que vienen ya correctamente troqueladas. Hay dos copias porque así­ podremos tener dos opciones para cada parte, evitando cualquier posible desacople.

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Una vez ubicadas las diferentes pegatinas en su sitio el engendro va tomando forma… 😀

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A continuación liberamos a nuestro “mini me” de sus grilletes de plástico y listo.
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Y si procede podemos presentarlo en sociedad para que vaya haciendo “coleguitas”, aunque la mirada que a este pequeño Javi le está echando Tony Montana lo dice todo, miradas que matan… 😮

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Parece ser que va encontrando su rincón, ¡aprende rápido! 😉

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Pink

Friday, October 2nd, 2009

Comenzó a rodar este blog hace ahora cuatro años. La primera imagen que aparecí­a por aquí­ era la de una Torre de Kobe teñida de color rosa. Era la luz que emanaba de unos ingentes focos sobre los que se habí­an colocado filtros de celofán magenta. Así­ recordaba la ciudad de Kobe a su gente que a mediados de octubre se celebraba el “Dí­a Internacional de la Lucha Contra el Cáncer de Mama”.
Este año parece ser que la agenda se ha adelantado algunos dí­as. Desconozco la razón. Tampoco sé si el cambio de fecha ha sido algo generalizado o sólo ha afectado a esta ciudad. Quizás fuese para evitar la coincidencia con el evento artí­stico que el puerto acogerá desde mañana dí­a 3 hasta el 23 de noviembre: la Biennale de Kobe 2009.
Sea lo que fuere siempre es bienvenido dicho recordatorio. Se trata de una enfermedad que cada vez alcanza mayores tasas de curación y la información juega un papel fundamental en este hecho en concreto.
La estampa que se podí­a contemplar anoche desde Mosaic era cuanto menos singular como podéis ver en la imagen:

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Y hablando de celebraciones permitidme que añada una más: la que ocurrí­a apenas un dí­a antes en una de las ciudades hermanadas a Kobe, Barcelona. Allí­, como os dijera en la anterior entrada, se presentaba “Soñar con Japón”. Gracias a un blog que lleva el nombre de “La Arcadia de Urias”, administrado por alguien que me consta que de vez en cuando se deja caer por aquí­ 😉 , podemos ver un resumen de lo que dio de sí­ el evento.
Mi agradecimiento a “El Capitán” por hacernos llegar esas imágenes y a todos los que allí­ estuvieron presentes.