Archive for July, 2007

Suma Beach

Monday, July 30th, 2007

今日初めて須磨ビーチへ行きました。いつもこのビーチについて聞いていた時に同じことを聞きました:”須磨ビーチはめっちゃきたない“。今日、須磨の海を見ながらよく分かりました。。。
そんなきたない海で泳いだら体に全然よくないと思う!!
君たちは須磨の海に入ったことがある?

A tan solo cuatro estaciones de Kobe Eki se encuentra Suma Beach. Hoy he pisado esa playa por primera vez. El porqué de la tardanza en dejarme ver por allí­ es sencillamente la mala prensa que tiene esa playa entre las gentes de mi zona. Siempre que alguien me hablaba de Suma Beach era para decirme lo sucias que están sus aguas, contaminadas no solo por la actividad portuaria (el puerto de Kobe se puede divisar prácticamente desde la playa) sino también por los bañistas. Porque los japoneses son educados, limpios y todo eso que dicen las guí­as de viaje, me consta, pero gente poco cí­vica hay en todos lados.

De modo que imaginemos que juntamos a un buen grupo de gente poco educada en ese aspecto y la llevamos a una playa. El resultado es lo que hoy he visto.
Me queda claro que las playas sucias no son algo exclusivo del litoral español.
En cuanto a los bañistas puedo decir que no habí­a visto tantos tatuajes en mi vida, algunos bastante sospechosos. Los jóvenes que pululan por allí­ son la versión nipona de los “canis”, claro que aquí­ por muy macarrillas que sean uno puede darse un paseo por la playa sin que en ningún momento le molesten. Conste también que no tengo nada en contra de los tatuajes, pero puedo entender por qué en mi gimnasio, por ejemplo, está vetada la entrada a clientes tatuados.
En Suma Beach suele haber algunos festivales de verano donde grupos de rock tocan al aire libre. En una de estas fiestas recuerdo que hace tres años hubo una pelea que acabó con un japonés acuchillado por un gaijin.

En fin, yo sentí­a el mono de sentir el olor del agua salada y de la arena fina de una playa, pero si queréis una playa de verdad mejor podéis ir pensando en pasar por Wakayama, el Nihon Kai o por las islas de Okinawa. Yo os puedo asegurar que no me meto en las aguas de Suma mientras pueda evitarlo.

Por cierto, las fotos están tomadas desde un punto ubicado exactamente en las siguientes coordenadas (según Google Earth):

Latitud 34°38’29.60″N
Longitud 135° 6’54.68″E

1272 días

Thursday, July 26th, 2007

No sé si es mucho o poco tiempo. Lo que sí­ sé es que a veces tengo la impresión de que hayan sido muchos más dí­as los que he pasado en Japón y en otros momentos recuerdo mi llegada aquí­ como si fuera cosa de hace un rato.

Hoy me preguntaba una señora por aquel dí­a de enero en el que aterricé en Osaka por primera vez, querí­a saber cuál fue mi impresión entonces y si recordaba algún olor que llamase especialmente mi atención. Curiosa pregunta la de mi curiosa amiga.

Todo esto viene a cuento de que pronto recibiré la visita de uno de mis mejores amigos y, puesto que me consta que este mundo es tan ajeno a él como antes lo fue para mi, uno no puede evitar sentir cierta intriga ante el efecto de esa primera toma de contacto del recién llegado con Japón. De eso hablábamos y la verdad es que me pareció interesante echar la mirada hacia atrás en el tiempo.

Sobre mi impresión inicial recuerdo que, como siempre me ocurrió y me ocurre en estos casos, me encontré un paisaje totalmente diferente al que habí­a levantado en mi imaginación. Cierto es que el paseo en autobús desde el Aeropuerto de Kansai hasta Kobe no es precisamente hermoso. Industrial, podrí­amos decir.

La ciudad me parecí­a enorme, me preocupaba de si serí­a capaz de familiarizarme con ella pronto. Y más me valí­a pues a los tres dí­as de llegar ya estaba trabajando.

Actualmente la veo pequeña. Kobe es muy cómoda, abarcable, muy abarcable, y eso me encanta. Recuerdo que un dí­a soñé con vivir en Tokio, ideas que tiene uno… No cambiarí­a Kobe ahora por la capital. El que tenga la posibilidad de probar ambas experiencias ya me contará. A más de uno conozco que lo ha hecho y tengo muy claras sus conclusiones, aunque para gustos colores, igual alguno de los que leéis esto me dirí­ais que no compartí­s mi opinión.

Sobre la pregunta de los olores, de los aromas, es curioso, porque llevo grabado en la memoria un olor de un modo fortí­simo, el del “houjicha”, el té verde tostado que se suele tomar en invierno. Sin duda ese olor fue unos de los registros más intensos que mi cerebro realizó. Cada vez que ese olor llega a mi olfato automáticamente me traslado a ese momento de hace 1272 dí­as. Otros olores, como el del “melon pan” también fueron procesados por mi cabecita aquel dí­a, pero ninguno tan fuerte como el del té.

¿Y vosotros?, ¿tenéis alguna experiencia semejante que compartir?.

Mado fuki

Wednesday, July 25th, 2007

Es un trabajo como otro cualquiera, pero hoy mientras les veí­a currando no pude evitar sentir un poco de vértigo… y admiración.

Tráeme canciones

Monday, July 23rd, 2007

Me alegré de verdad cuando vi las fotos. Ya me lo adelantaba Julio hace unos meses, me decí­a que estaba en lista de espera para conseguir una plaza para el seminario que Javier Ruibal impartí­a hace unos dí­as en Córdoba, dentro del Festival de Guitarra.
Se trataba de un seminario sobre la composición de canciones a partir de una letra o partiendo desde la melodí­a. Julio se merecí­a estar allí­.
También me alegré por Fernando, que junto a Julio se marcó un par de temitas en el concierto que ofrecí­an los alumnos inscritos en los diferentes seminarios.
Ya estoy deseando de verlos a los dos para que me cuenten cómo fue todo.
De momento me deleitaré con las fotos que Fernando colgó en el blog de Bajo Cuerda.
Esta primera es de la actuación en el Gran Teatro de Córdoba:

Y esta segunda es genial, dos auténticos “monstruos” juntos:

Camisetas, una para cada día… ¿del mes?

Wednesday, July 18th, 2007

Son cómodas, ligeras, originales y normalmente tienen un precio asequible (aunque hay quien las vende como si fueran trajes de Armani, y la verdad es que no faltan compradores…).
Desde hace muchos años las he usado y coleccionado, aunque he de decir que a pesar de tener muchas no sé como me las apaño para acabar llevando siempre las mismas.
Hace cosa de quince años mi hermano me enseñó el proceso del serigrafiado textil, y desde entonces he contado con alguna camiseta extra de producción propia en mi armario. La serigrafí­a (silk screen) es uno más de mis hobbies y puesto que desde que me vine a Japón echaba un poco de menos eso de imprimir, hace un año me monté mi tallercito casero. No lo uso como un negocio, es simplemente uno de mis pasatiempos.
Lo cierto es que en Japón he encontrado fácilmente cada uno de los materiales necesarios para ello, aunque los más importantes me los he currado yo mismo, a lo Tim Allen en “Home Improvement”. Otro dí­a os mostraré como funciona el tema.
Hoy simplemente os querí­a abrir uno de los cajones de mi armario para mostraros algunas de las camisetas que más me gustan. Algunas son compradas y otras salieron de mi tallercito.

Empecemos por algo retro, “© 1982 Sinclair Research Ltd” :-D:

¿No es suficientemente retro?, a ver esta:

Una que conmemora el 25 aniversario del videojuego “Space Invaders”:

Esta de un trabajito que yo tení­a antes por aquí­ por los Japones 😉 :

Y de mi escuela de artes marciales 🙂 :

Esta me la compré hace un par de semanas en UNIQLO, por 1500 yenes, baratita, ¿no?:

Y de regalo me dieron esta diapositiva:

Otro de mis anteriores trabajos, cuando yo viví­a en New Jersey 😀 :

A ver, los que sobrepasen los treinta tacos, ¿recordáis esta serie?:

Esta la encontré en Tokyu Hands. Es de Okinawa. Goya es la verdura más famosa de las islas y aquí­ el plátano de Warhol ha sido sustituí­do por ella:

Hablando de Andy Warhol…:

Esta ya apareció por este blog antes:

Me encanta este Stormtrooper. Es de JAKe, un diseñador de Hull que colabora con Lucasfilm Ltd. No os perdáis su web:

Y la última por hoy, de un diseño de la artista japonesa del neo-nihonga, Kumi Machida:

Bueno, ¿qué?, ¿alguien se anima a mostrarnos sus camisetas? 🙂

Mii-dera (三井寺)

Thursday, July 12th, 2007

Otro de los grandes templos de Otsu (considerado también uno de los cuatro grandes templos del paí­s junto a Todai-ji, Kofuku-ji y Enryaku-ji), en la prefectura de Shiga, es Mii-dera, (antiguamente conocido como Onjo-ji). Su fundación data del s. VII (672 d.C.). Se trata de la sede de la sección principal de la rama Jimon, perteneciente a la escuela budista Tendai.
Su origen se debe a la decisión de crear una división de Enryaku-ji, en el vecino monte Hieizan, pero ocurrió que posteriormente ambas entraron en conflicto y el templo que nos ocupa llegó a ser arrasado en múltiples ocasiones por los monjes guerreros de Enryaku-ji. La razón principal de estas diferencias radica en que cada templo poní­a énfasis en una doctrina distinta: Mii-dera lo hací­a en el Mikkyo (el Budismo Esotérico) mientras que Enryaku-ji lo hací­a sobre el Hoke-kyo (los Sutras del Loto).
Durante la pasada Golden Week tuve la oportunidad de visitar el complejo de Mii-dera. Hasta ahora no habí­a encontrado el momento de preparar algunas de las fotos de aquel dí­a para subirlas al blog, y como habí­a tantas y querí­a mostraros el máximo número posible de ellas me ha quedado un poco largo el post. Espero que lo disfrutéis.

Si queremos llegar a Mii-dera lo mejor es caminar en dirección noroeste desde la estación de Keihan Hama-Otsu, el paseo es bastante agradable y el paisaje es de lo más pintoresco. Si lo hacéis en coche encontraréis un parking bastante amplio a la entrada del templo.

Aquí­ tenéis el mapa del recinto. La verdad es que la visita merece la pena hacerla con tiempo. Ya sabéis que este tipo de lugares suele cerrar al público a eso de las cinco de la tarde y podéis ver que el lugar no es precisamente pequeño:

La entrada la efectuamos a través del Daimon, “la gran puerta”, una contribución del Shogun Ieyasu Tokugawa, en 1601:

Este señor regaba los alredores de la puerta para refrescar el ambiente:

Una vez dentro nos dejamos atrapar por un esplendoroso verdor, como el de los arces, que teñirán de rojo el paisaje en otoño:

El pequeño pabellón es una de las ocho famosas escenas de Omi, la prefectura de Shiga, y se conoce como Mii-no-bansho. En su interior se encuentra una de las tres campanas más famosas del paí­s. Se trata de un tesoro cultural y se dice que su sonido es uno de los más bellos que una campana de sus caracterí­sticas puede producir:

Seguimos caminando y tras la arboleda se adivina la silueta de lo que parece una pagoda:

Efectivamente se trata de una pagoda de tres alturas, una que antaño estuvo en el recinto del Castillo de Fushimi en Kyoto. Ieyasu Tokugawa se encargó de moverla a su emplazamiento actual. Por cierto, el término “pagoda” significa tumba en “Pali”, la antigua lengua de la India. En sánscrito se llama “stupa”. Una pagoda, por tanto, no es una torre sino una tumba, la de Bhudda.

Proseguimos nuestro camino hacia el sur, entre pasillos de roca rodeados de arces y de algún que otro cerezos aún en flor:

El suelo parcialmente cubierto de pétalos de la flor del sakura:

Se trata de una especie cuya floración es algo más tardí­a que la de los cerezos que pueblan los parques japoneses:

No conozco el nombre de este pequeño pabellón rojo, pero me llamó la atención gratamente verlo entre musgo, ramas repletas de hojas nuevas y… hojas de arce rojizas, en plena primavera:

Por su estilo está más cerca de ser un templo del estilo de los que se pueden ver por Corea o China:

En mitad del recinto hay un lugar donde han habilitado una gran jaula que contiene un importante número de pavos reales cuyo canto puede ser escuchado desde cualquier lugar del complejo:

Más al sur, en un camino de tierra abierto entre los árboles que cubren la montaña encontramos alguna que otra figura budista:

El terreno en esta parte no parece ser el más adecuado para caminar por allí­ en un dí­a de lluvia:

La última zona que visité es en la que encontraremos el Kannon-Do, construido a raí­z de una petición del Emperador Gosanjo, en 1072. Se trata de uno de los treinta y tres templos budistas Saigoku, santuarios de peregrinación. En concreto es el número catorce. La vista desde el lugar alcanza al lago Biwa, al monte Mikami (el Fuji de Omi), al monte Hira y a Hieizan.

Para alcanzar esta parte hemos de subir algunos escalones:

Los tejados están en un estado un poco malo, pero están siendo restaurados:

El Kannon-do:

Hace algún tiempo os hablé de un libro, “Saishiki no Kyoto”, que recogí­a viejas fotografí­as coloreadas de los templos de Kyoto y alrededores. Esta imagen de la misma zona de Mii-dera que vemos en estas últimas fotos pertenece a ese libro:

En esta foto hay una persona escondida… busquemos a Wally!:

Y un servidor mirando las aguas de Biwa:

Dipper Dan’s Gelato

Monday, July 9th, 2007

El verano siempre es un coñazo, lo tengo comprobado, se esté donde se esté, pero si se busca tiene su puntillo, como todo en la vida.
Una de las cosas buenas que yo le veo es el poder disfrutar de un buen helado. Y eso es Japón es un placer, además un placer bastante económico.
En cualquier “convini” encontraremos helados y polos de nieve desde precios inferiores a los 100 yenes. Y si vamos a una zona comercial nos será fácil encontrar establecimientos especializados que nos ofrecen un amplio abanico de sabores.
Uno para estas cosas es un poco clásico, a mi me gusta el helado de vainilla y el sorbete de limón, con esos dos sabores me doy por satisfecho. Pero ayer encontré una tienda que me convenció para que probase algo nuevo: un cono con doble bola de helado, una de yuzu (aquella fruta de la que surgió una interesante discusión en este blog hace algún tiempecillo) y otra de naranja, pero de la mejor naranja, la de Valencia.
Por cierto, el nombre de la tienda es el que da tí­tulo a esta entrada.

Okura

Monday, July 9th, 2007

Se trata del hotel más elegante de cuantos hay por Kobe. Está en Meriken Park y ofrece habitaciones desde 20000 a 30000 yenes por persona y noche, en temporada baja. Forma parte de la hermosa silueta del puerto de Kobe y al ser uno de los edificios más altos de la ciudad lo tengo siempre a la vista, desde mi terraza. En el actual banner de este blog podéis encontrarlo.
Desde que oscurece hasta llegada la medianoche la parte alta del edificio está iluminada con focos verdes. Hace un par de dí­as salí­ a la terraza y me encontré con esta vista:

Omedetou, Ryokun!

Friday, July 6th, 2007

Ayer dí­a 4 cumplí­a años mi amigo Ryo, exactamente los mismos que me tocará cumplir dentro de poco más de un mes a mi, muchas primaveras ya que contamos ambos. Después del curro me acerqué al bar La Luna, en el este de Motomachi, el local de Michio.
Conozco a Ryo desde hace un año y he de decir que es un tipo bastante legal. Trabaja haciendo sombreros de lujo para señoras en una prestigiosa tienda de Kobe.
Ryo tiene su lado freaky y compartimos algunas aficiones, aunque en cuanto al fútbol él optó por el camino fácil de convertirse en seguidor del Barí§a. Sabe bastante de música, cine y comics, y le gusta el arte contemporáneo que se mueve por aquí­, un figura este Ryo.

Aquí­ lo veis con su chica, Megumi. Hacen buena pareja, ¿no? 🙂 :

Sus coleguillas habí­an comprado en Daimaru un pastel enorme, un chiffon cake con saber a maple sirop, para chuparse los deditos. Aquí­ Ryo tratando de apagar la primera ronda de velitas:

Este fue quizás el regalo que mayor éxito cosechó, se le ve contento 😉 :

Hubo un momento en que me dio la impresión de estar en la fiesta de un “idol” japonés, sólo hay que ver en esta imagen como acaparaba la atención de las “digicame” este chico… 😀 :

Cuando el chiffon cake habí­a desaparecido llegó un invitado con un enorme plato de gyouza del restaurante chino Ohsho, así­ que de vuelta a soplar velitas:

Este chico es uno de los camareros de La Luna. Se ve bien clarito que habí­a hambre entre el personal, y además el gyouza no sé qué tiene que vuelve locos a los japoneses:

Y cuando se acabó el gyouza llegó el “kareraisu” (curry rice a la japonesa), así­ que tercera ronda de velitas. ¡Qué bien te alimentan, Ryo!:

Por cierto, entre los asistentes estaba una bloguera muuuy conocida, ¿os suena?, es Eriko, con su hermano pajarito, se dan un aire… La otra chica es Zakki:

Y una foto de grupo, aunque falta gente:

Por cierto, para amenizar la fiesta llevé algunos CDs a Michio y estuvo sonando por allí­ un tal Tote King, entre otros :-D.

おめでとう、リョウ君!

Shippu

Tuesday, July 3rd, 2007

Estamos en uno de los momentos más engorrosos del año japonés: la temporada de lluvias. Se supone que durante algo más de un mes debe de llover mucho, bastante, lo que se traduce en una entrada en el verano con un clima húmedo y pesado. Quizás este año la cosa sea más corta por el fenómeno de “La Niña”. Pero el caso es que si no llueve como debe será malo para el campo. Japón necesita esas lluvias.

Hace poco más de una semana, viendo que amanecí­a el dí­a lluvioso, me decidí­ a dejar la bicicleta y me dirigí­ al trabajo caminando. Pensé que serí­a bastante peligroso hacer el camino sobre ruedas (Kobe es una ciudad plagada de cuestas), aunque uno ha desarrollado una nueva habilidad a la hora de controlar el manillar con una sola mano mientras con la otra sostengo un paraguas. Esto no es muy recomendable, la verdad, además de estar prohibido, pero se ahorra tiempo y me da la impresión de que es una de esas prohibiciones que todo el mundo se salta por aquí­.

Cuando llegué a mi lugar de trabajo lo cierto es que estaba más mojado que de haber ido en bici. Y después, para mayor INRI, cuando regresaba a casa di con una pequeñí­sima rampa junto al bordillo de la acera y resbalé, cayendo al suelo y golpeándome la espalda a la altura del lumbago, exactamente en el costado derecho.

Me rehice pronto y supuse que no habí­a sido nada, pero poco a poco comenzaba a surgir un dolorcillo. Un rato después sentí­a un tirón cada vez que giraba la cintura hacia la izquierda, “cosa del músculo”, me dije (uno que ve demasiada tele, ya se sabe, el Doctor House es lo que tiene). Así­ que me fui a comprar unos “shippu”, que son una especie de venditas adhesivas rectangulares que están impregnadas en una sustancia que actúa como anestésico, aliviando el dolor. Las hay de muy diversos tipos, con efecto caliente o frí­o, para golpes de todas las clases. Me traje estas de la foto, que son las que me aconsejó el señor de la droguerí­a:

Como uno tiene genes muy serranos no se me ocurrió otra cosa que irme al gimnasio, a ver si calentando y estirando un poco la espalda me sentí­a mejor. Y lo cierto es que no me sentí­ nada incómodo. Pero en los dí­as siguientes continuaba el dolor, de modo que me fui a una clí­nica a que me mirasen la espalda.

Allí­ me hicieron no sé cuántas radiografí­as (he de decir que hasta la fecha sólo me las habí­a hecho en la consulta del dentista). Y tras examinarlas bien, el sensei me dijo que una de las apófisis laterales de una de las vértebras lumbares tení­a una pequeña fisura causada por el golpe. Así­ que me dijo que no me moviera mucho y me mandó pastillitas, más “shippu” (pero de otro tipo) y me puso… un corset. Así­ he de estar tres semanas, según este hombre.

Ahora estoy bien, no me duele como la semana pasada, cuando en el happyoukai del Yamaha Center me tuve que sentar en una silla para tocar la guitarra. Y puedo usar la bici. Pero desde ahora me andaré con más ojito cuando llueva, y dejaré mis zapatillas Onitsuka para dí­as más secos. La humedad y la lluvia hacen que el suelo aquí­ no sea muy compatible con cierto tipo de suelas de calzado. Así­ que ahí­ queda mi consejo: zapatitos seguros para suelos japoneses 😀 .