Archive for the ‘Kobe’ Category

The Year We Make Contact

Tuesday, January 5th, 2010

El 2010 acaba de echar a andar. The Year We Make Contact, según el tí­tulo de aquella pelí­cula a través de la cual el director Peter Hyams ofrecí­a su lectura de la novela de Arthur C. Clarke. “El año en que establecemos contacto”, así­ me gustarí­a que comenzara en este blog, y por ello trataré de prodigarme al máximo en lo que a frecuencia de publicación de entradas se refiere. Dicho esto, let´s make contact!. Seguidme, si os place, en este pequeño paseo que ayer grababa desde una Ikuta Road rebosante de vida hasta los aledaños de la estación de Sannomiya, vivid conmigo este bocadito del Oshogatsu japonés.

Música: イージュー★ライダー (Sotte Bosse)

Yosakoi

Tuesday, November 3rd, 2009

El yosakoi (su nombre, tomado de un japonés algo lejano en el tiempo, significa “ven por la noche”) es un baile originario de la prefectura de Kouchi, en Shikoku. Comenzó a rodar tras la Segunda Guerra Mundial, allá por 1954. En sus principios vení­a a ser una versión moderna del Awa Odori, la danza tradicional de Tokushima, pero en la actualidad se ha convertido en un estilo muchí­simo más enérgico que combina diversos bailes dentro de complicadí­simas coreografí­as que son puestas en escena por grandes grupos.

yosakoi

Los clubes de yosakoi se distribuyen por toda la geografí­a nacional y son frecuentes los festivales dedicados a él. Concretamente uno de ellos es celebrado en Kobe: el recientemente rebautizado como Kobe Alive, que se celebra desde hace 10 años en la ciudad y que se extiende a algunas localidades vecinas, como es el caso de Maiko. Suele tener lugar a finales de septiembre o en el mes de octubre. En esta ocasión coincidió con un puente festivo, lo que le dio más vida, si cabe, al evento.
Estuve por la zona de Meriken Park, donde estaba ubicado el escenario principal. Fue divertidí­sima la experiencia, todo un subidón de adrenalina. Mi modesto documento visual, que aún seguirá creciendo, lo podéis seguir en el MotomachicakePHOTOblog. Espero, una vez más, que sea de vuestro agrado.

Pink

Friday, October 2nd, 2009

Comenzó a rodar este blog hace ahora cuatro años. La primera imagen que aparecí­a por aquí­ era la de una Torre de Kobe teñida de color rosa. Era la luz que emanaba de unos ingentes focos sobre los que se habí­an colocado filtros de celofán magenta. Así­ recordaba la ciudad de Kobe a su gente que a mediados de octubre se celebraba el “Dí­a Internacional de la Lucha Contra el Cáncer de Mama”.
Este año parece ser que la agenda se ha adelantado algunos dí­as. Desconozco la razón. Tampoco sé si el cambio de fecha ha sido algo generalizado o sólo ha afectado a esta ciudad. Quizás fuese para evitar la coincidencia con el evento artí­stico que el puerto acogerá desde mañana dí­a 3 hasta el 23 de noviembre: la Biennale de Kobe 2009.
Sea lo que fuere siempre es bienvenido dicho recordatorio. Se trata de una enfermedad que cada vez alcanza mayores tasas de curación y la información juega un papel fundamental en este hecho en concreto.
La estampa que se podí­a contemplar anoche desde Mosaic era cuanto menos singular como podéis ver en la imagen:

pink1

Y hablando de celebraciones permitidme que añada una más: la que ocurrí­a apenas un dí­a antes en una de las ciudades hermanadas a Kobe, Barcelona. Allí­, como os dijera en la anterior entrada, se presentaba “Soñar con Japón”. Gracias a un blog que lleva el nombre de “La Arcadia de Urias”, administrado por alguien que me consta que de vez en cuando se deja caer por aquí­ 😉 , podemos ver un resumen de lo que dio de sí­ el evento.
Mi agradecimiento a “El Capitán” por hacernos llegar esas imágenes y a todos los que allí­ estuvieron presentes.

Takoyaki

Saturday, September 26th, 2009

takoyaki

8 bolas de takoyaki………………………………………….380 yenes (2.88 euros)
Cono de helado de vainilla………………………………….200 yenes (1.50 euros)
Cono de helado con chocolate por encima……………….220 yenes (1.67 euros)
Granizado con helado……………………………………….200 yenes (1.50 euros)
Palomitas de maí­z (sabor a caramelo o a mantequilla)….100 yenes (0.75 euros)
Soda…………………………………………………………..120 yenes (0.92 euros)

Playa de otoño

Tuesday, September 22nd, 2009

Comenzaba el pasado viernes el dí­a con un cielo cubierto de nubes blancas, luminosa la mañana, aún con calor y sin la amenaza de las lluvias de anteriores jornadas. Querí­a aprovechar el tiempo yendo a algún lugar que me ofreciera tranquilidad, buenas vistas y que a ser posible no estuviese demasiado apartado del centro. La noche anterior habí­a encontrado de manera casual una página web en la que habí­a unas fotos que me hicieron decidirme por Shioya, a tan solo cinco estaciones hacia el oeste desde Kobe Eki. En una de esas imágenes se veí­a, de izquierda a derecha, la montaña, el ferrocarril (las lí­neas JR y Sanyo) junto al rompeolas y finalmente el mar, el Setonai Kai. Aquel lugar se convertirí­a por tanto en mi objetivo, pretendí­a sacar algunas fotos allí­ y de paso hacer un pequeño reconocimiento de la zona.

sanyo1

El nombre de Shioya (塩屋) viene a significar “salina” (en su segunda acepción del Diccionario de la Real Academia). Se trata de una pequeña villa, arrabal de Kobe, en la cual la influencia extranjera que favoreció el puerto de Kobe desde su apertura aún se hace notar.

shioya1

Allí­ está el famoso Monte James, donde los misioneros construyeron espaciosas casas de estilo occidental. Lugar éste que fuera testigo del espantoso espectáculo que provocara en localidades cercanas el terremoto de 1995: los incendios de Suma y Nagata.

guggenheim

Aunque el termómetro se empeñe en llevar la contraria, aquí­ en Japón la temporada estival terminó hace ya dí­as, cuando los bañistas abandonaron las playas de esta parte de la costa. Algo que serí­a increí­ble, por ejemplo, en España, pero no en un paí­s donde ya el antiguo Nijuuki Sekki (二十四節気), el calendario lunisolar que dividí­a el año en 24 secciones que marcan los cambios estacionales, señalaba el comienzo del otoño en el dí­a 7 de agosto, dí­a que aún recibe la nomenclatura de Risshu (立秋).

ryoushi

Dada la cercaní­a de Suma y ante tal paisaje uno no puede evitar recordar el haiku de Matsuo Basho: “寂しさや須磨にかちたる浜の秋”, que en traducción de Octavio Paz decí­a: “Melancolí­a más punzante que en Suma, playa de otoño”.

breakwater

La foto que deseaba tomar no pude hacerla puesto que el lugar que ofrece la panorámica que yo buscaba está en obras, tendré que esperar a una próxima ocasión. Desde el sitio al que pude acceder el rompeolas tapaba parcialmente la vista de los trenes que por allí­ transitaban. No obstante la visita mereció la pena, pero como todaví­a era temprano me encaminé de nuevo a la estación de Shioya, no para volver a Kobe sino para avanzar un par de estaciones más al oeste, donde se encuentra Maiko, pero sobre eso os hablaré el próximo dí­a. 🙂

Time Capsule

Saturday, August 8th, 2009

No hace muchos dí­as que decidí­ dedicar una lluviosa tarde de domingo al visionado de una pelí­cula de ciencia ficción, concretamente una de esas que no requieren un excesivo desgaste neuronal (estando protagonizada por Nicolas Cage tení­a bastantes papeletas para ser de ese tipo). El engendro lleva como tí­tulo “Knowing”. Realmente el propósito era matar el tiempo viendo algo mí­nimamente entretenido y prácticamente se puede decir que fue satisfecho.

La pelí­cula, por si alguien no estuviera al tanto, va de un colegio en el que 50 años atrás una profesora pide a sus chavales que hagan un dibujito en el que traten de plasmar su visión del futuro para, posteriormente, meterlos todos en una cápsula del tiempo que no será abierta hasta nuestros dí­as. El colegio es obviamente el centro en el que estudia el chiquillo del personaje de Nicolas Cage en la peli. Entonces todos hacen una auténtica monerí­a con los lápices Alpino y los rotuladores Potombo, excepto una nena rarita que rellena un Din A4 con números. Y, claro, tienen sentido.

Aquello de la cápsula del tiempo me resultó gracioso porque dí­as antes habí­a encontrado una en un rincón de Meriken Park, el parque del puerto. En la siguiente foto podéis ver el noray al que la sumergida cápsula está unida mediante una enorme cadena:

timecapsule1

La inscripción es difí­cilmente legible en su totalidad a causa de la corrosión pero dice lo siguiente:

このタイムカプセルは、
神戸開港120年を記念して、
神戸市民の将来の夢と30年後の
市民へのメッセージを託したものです。

埋蔵日 1987年4月29日
開封日 2017年

Que traducido de un modo muy libre serí­a algo como:

“Esta cápsula del tiempo conmemora los 120 años de la apertura del puerto de Kobe portando los sueños del futuro de los habitantes de la ciudad y un mensaje para aquellos que la pueblen dentro de tres décadas.

Fecha de la inmersión: 29 de abril de 1987
Fecha de la apertura: 2017”

timecapsule2

De modo que habrá que esperar aún unos añitos para ver su contenido. Y se me ocurre preguntaros, ¿qué meterí­ais vosotros en una cápsula del tiempo que fuera a estar sellada durante un perí­odo de, por ejemplo, 100 años?

Haced clic aquí­ si queréis ver en Google Maps la localización exacta de esta cápsula o para daros un paseo virtual por Meriken Park.

Suwayama

Sunday, April 19th, 2009

chimos

Caminando desde Kenchoumae (en Motomachi) hacia el norte nos encontraremos, a pocos minutos, con el acceso al santuario da Suwa. La cuesta que conduce al lugar puede poner a prueba los gemelos del más osado excursionista, pues si bien su longitud no es cosa del otro jueves sí­ lo es su pendiente. Afortunadamente existe un camino alternativo que se sirve de una serie de rampas de menor prominencia. Son las que usan los crí­os que van a jugar al Parque de Suwayama, sitio de recreo al que pertenecen los coloridos neumáticos de la imagen que encabeza esta entrada.

midori2

Una vez allí­, y a pesar de la cercaní­a de la urbe, uno siente que está en plena naturaleza. Y por si a algún despistado le cupiera alguna duda de ello carteles como el que vemos en la siguiente imagen nos sirven de recordatorio:

inoshishi

“Inoshishi wa yasei doubutsu desu”, que viene a significar que los jabalí­es son animales que crecen en estado salvaje. Y sí­, estos animales pululan por estos lares. Cuando uno se topa con ellos es importante no ofrecerles alimento ya que pueden llegar a mostrarse algo agresivos e incluso llegan a morder.

Avisados pues continuamos por nuestra senda, buscando Suwa Jinja. Un torii rojo y negro nos confirma que el itinerario andado converge con aquella terrible cuesta de la que hablábamos. Es el mismo pórtico que antes se divisaba desde allá abajo.

torii

Sobre él una variedad menos frecuente de cerezo aún muestra sus flores.

sakura

El dí­a está nublado y conforme ascendemos se nota menos la primavera, pero el reloj biológico de las plantas nos señala con claridad la estación.

jinja

Aunque incluso algo tan perfecto tiene a veces sus ambigíŒedades, como podemos apreciar en las hojas del arce de la imagen.

momiji

La lluvia de pétalos del sakura en los dí­as anteriores ha cubierto el suelo parcialmente. El resultado deja a la vista un bello contraste de colores.

bench

Alguna que otra flor aún se aferra a los brotes que surgen de un viejo tronco poblado de lí­quenes.

sakura2

Hay que subir más. Salimos del recinto de Suwa Jinja.

tejado

Ante nuestros ojos se abre el bosque, de un verdor más claro que nunca puesto que es momento de la aparición de las nuevas hojas. ¿Será ese hueco madriguera de jabalí­es?

midori

Desde lejos se divisan entre esa inmensa masa verde pequeños puntos azules. Me acerco para ver de qué tipo de florecillas se trata.

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En este punto del camino se levanta ante nosotros una estructura metálica en forma de ocho. Es el famoso Venus Bridge.

venus1

Hemos de pasar a través de él para acceder a uno de los más impresionantes miradores de la ciudad de Kobe.

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En la explanada que hay en la cima hay ubicado un armazón de hierro del que penden decenas de objetos brillantes.

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Son candados con mensajes de amor escritos sobre el metal. Venus Bridge es el rincón donde las parejas vienen a sellar su amor. Recuerda bastante a las tablitas ema que abundan en los santuarios sintoí­stas.

kagi

Miro al suelo para descubrir la llave que alguna pareja dejó abandonada allí­.

llave

Lo cierto es que hoy no ha venido nadie a colocar uno de esos candados, no hay un alma en la zona. Me dedico a mirar desde Suwayama la ciudad a la que ya ha sido escenario de mi vida por cinco años. Desde la primera vez que pude disfrutar de una panorámica de Kobe siempre me ha sorprendido la quietud que muestra una urbe japonesa desde la altura.

kobe1

Podrí­amos incluso apostar a que en ningún momento alguien se asomará a una de las miles de terrazas que tenemos ante nosotros, “this town, is coming like a ghost town…

kobe2

Fotos de 2008

Tuesday, April 14th, 2009

Andaba mirando fotografí­as que tomé el año pasado y decidí­ sacar algunas para el blog. Lo hice prácticamente de un modo aleatorio, así­ que no muestro aquí­ una temática concreta sino una serie de once instantáneas que de alguna manera me agradaron.
Ahí­ quedan, espero que igualmente sean de vuestro gusto.

VI

smile

shinsekai

taxi

kage

denden

jitensha

saori

okonomiyaki

mobileart

kakkoee

Jukebox

Thursday, April 9th, 2009

Existe una zona en Kobe, en el norte de la ciudad, que llama la atención por dos caracterí­sticas en concreto: por un lado es asombrosamente tranquila, pese a tener el centro de la ciudad a tiro de piedra, por otra parte alberga una considerable concentración de esos peculiares hotelitos del amor que tan integrados parecen estar en la arquitectura urbana japonesa.

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Recuerdo que mi guitarrero amigo Tomo viví­a por allí­ antes de marcharse a Tokio y alguna que otra vez pasé por su barrio a buscarlo cuando tení­amos alguna “tocata” en Sannomiya. Tengo en mi memoria una vaga remembranza del mapa del lugar, plano que quizás podrí­a poner en pie apoyándome en pequeños detalles que andan algo dispersos en mi mente.
El domingo pasé por Shin Kobe —así­ se llama el barrio en cuestión— de camino a Ikutagawa en busca de cerezos en flor, que dicho sea de paso resultaron estar aún lejos de su plena floración. En mi improvisado itinerario fui a dar de bruces con un Love Hotel de lo más singular y que sin duda es una de las piezas de ese pequeño puzzle topográfico que tengo en mi cabeza. “Jukebox” se llama, y en cada una de sus plantas se asoma la figura de algún malogrado artista. Entre los que puedo distinguir están Elvis Presley, James Dean y Marilyn Monroe.

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A tí­tulo de curiosidad en esta última imagen se muestran algunos de los servicios que el hotel ofrece a sus clientes. Me quedo con el secador de pelo con ionizador, el washlet, la Playstation 2 y el microondas…

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Los Yokai de Fukuhara

Wednesday, April 1st, 2009

El O-dokuro es uno de los personajes de la mitologí­a japonesa, uno más de los abundantes yokai que pueblan el mundo nipón de lo fantástico.

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Mitsukuni (Otaketaro) defying the skeleton-spectre, Ichiyusai KUNIYOSHI (1797-1861)

Cuenta el Heike Monogatari que a mediados del siglo XII existí­a un cruel shogun llamado Taira-no-Kiyomori en la ciudad de Fukuhara, que en la actualidad conocemos por el nombre de Kobe. Una mañana al despertar encontró su jardí­n lleno de calaveras humanas. Cuando llamó a sus criados, las calaveras comenzaron a ensamblarse formando un enorme esqueleto que alcanzaba los 150 pies de altura (aproximadamente unos 45 metros). Se dice que a pesar de que el brillo proveniente de los innumerables huecos de los ojos seguí­a el más mí­nimo movimiento del general, éste permaneció en su sitio devolviéndole la mirada, lo que hizo que el gran esqueleto se desvaneciera sin dejar una señal.

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Taira no Kiyomori haunted by visions, Ichiryusai HIROSHIGE (1797-1858)

En la actualidad la zona de Fukuhara dista mucho del esplendor que tuvo en otras épocas.
Recuerdo que durante mi primer año en Japón frecuentaba mucho un videoclub del centro de la ciudad, aunque por aquel tiempo yo viví­a cerca de la estación de Kobe, quedando la zona más céntrica un poco hacia el este, en el área que conforman los barrios de Sannomiya y Motomachi. Un dí­a uno de los chicos de la tienda (Tsutaya, para ser concretos) me sugirió que visitara el establecimiento que la cadena tiene en el barrio de Fukuhara, pues quedaba más cerca de mi apartamento. Me dibujó un pequeño mapa y esa misma noche me dirigí­ hacia allí­. El especial horario de aquel videoclub me sorprendió, puesto que abrí­a hasta las cuatro de la madrugada, mientras que en el centro cerraban a medianoche. Ese detalle me sugirió que el barrio tení­a una vida nocturna más activa. Como vi por allí­ algo de movimiento me aventuré a explorar ligeramente la zona.

Mi sorpresa fue mayúscula al descubrir que Fukuhara albergaba el distrito del placer de Kobe: decenas de clubes con fotografí­as de chicas en la fachada, porteros con aspecto de matón de pelí­cula ochentera japonesa, conductores de sospechosa apariencia juvenil que paraban una furgoneta frente a uno de aquellos garitos mientras les mostraban un catálogo con la “mercancí­a” disponible en el interior, abuelas que me llamaban a todo varón que por allí­ pasaba (incluido un servidor) para que entrara en sus locales… No cabí­a la más mí­nima duda.

fukuhara

Lejos de sorprenderme por el hecho de que en el aparentemente tranquilo Japón hubiera un rincón tal, pues estos sitios han existido en todas partes desde que el mundo es mundo, me llamó la atención la visible seguridad que a pesar de todo parecí­a imperar.

Algún tiempo después, cuando andaba buscando piso para mudarme descubrí­ que los precios bajaban sustancialmente a medida que uno se acercaba a Fukuhara.

Según dicen muchos de los habitantes de Kobe en dicho barrio se pueden encontrar algunos de los restaurantes más auténticos de la ciudad, por ejemplo para comer fugu, claro que si tuviera que aconsejar al visitante que pisa Kobe por primera vez se me ocurren numerosos destinos a los que darí­a preferencia.