Archive for the ‘Tabemono’ Category

Pastelitos

Monday, February 26th, 2007

Ayer domingo pasaba frente a un convinience store de esos llamados “Kyujuukyu” (99), nombre que adoptaron en clara referencia al precio de sus artí­culos. Hace tiempo que mi amiga Chihiro me avisaba de que estas tiendas habí­an comenzado a distribuir los famosí­simos “Phoskitos” españoles bajo el nombre de “Colacao”, tres pastelitos a 100 yenes. En aquel momento salí­ a buscarlos pero no los encontraba por ningún lado.
Luego una de mis alumnas me trajo un par de cajitas desde Osaka, pero se acabaron y no les volví­ a ver el pelo a los Phoskitos.
Pero ayer me dio por entrar y me topé con un stand repletito de pastelitos, así­ que me compré cinco cajitas para tener la despensa llena de porquerí­as de estas que están tan buenas.
Aquí­ estoy en un gran momento de mi vida, pagando los Phoskitos:

Y los Phoskitos, regalos y pastelitos:

Y hablando de pastelitos, luego entré en una tienda de Motomachi llamada Kaldi, donde venden cafés y té de todo el mundo, bebidas extranjeras, aceitunitas de Ybarra, tacos mexicanos, etc. Pues bien, allí­ me encontré con esta barrita de chocolate que me hizo gracia y que pongo aquí­ para todos mis amigos béticos, ellos sabrán encontrarle su gracia al asunto:

St. Valentine´s day

Thursday, February 15th, 2007

Este dí­a que para muchos es idí­lico amaneció en Kobe con un viento terrible y lluvias, vamos, perfecto para salir con la bici a jugarse la vida por esas cuestas de la ciudad ;-).
Bueno, ya dejé más o menos clara mi visión sobre la festividad de San Valentí­n en Japón. Pero una vez que llega no queda más que resignación, eso sí­, una resignación deliciosa, porque qué chocolates, oiga…

Bueno, antes de mostraros los chocolates que recibí­ querí­a enseñaros el cielo que ha lucido la tarde de hoy, de verdad que hoy no hay Photoshop, era como lo veis:

Os los enseño en el orden en que los recibí­. Primero esta maravilla que Eriko me trajo desde Kyoto. Eriko, chica, me da pena comerme esto!!!. Bueno, fijaos en el diseño de la cajita y en los chocolates, una pasada. El de la izquierda tiene whisky (una base dulce), limón (base de leche) y café (una base semidulce). El de la derecha tiene Cointreau (base de chocolate blanco), caramelo (base de leche) y Brandy (base de leche):

Este otro de mi amiga Akiko. En esta ocasión de Mikage Takasugi, en Kobe. Trozos de buen chocolate con almendras, mantequilla normal y de cacao, castañas, naranja, café, etc. Este sí­ que lo he catado y está de lujo:

Hace unos dí­as estaba en Daimaru y se me antojaron estos. Así­ que le dije a Yito que si traí­a algunos que fueran estos. Son de Kobe Morozoff, chocolateros conocidos en todo Japón que comenzaron su negocio en Kobe, rellenos de Brandy y Whisky, un placer eso de mezclar buen alcohol con cacao. Por cierto, Morozoff es una compañí­a que no dejó de producir su chocolate incluso durante la guerra y que sólo paró dicha producción cuando las raciones de azúcar fueron paradas a finales de 1944. Actualmente la compañí­a tiene su base en Rokko Island:

Un grupo de amigas me regalaron esta otra maravilla de Kyoto, cerca de Gion hay una cafeterí­a llamada Tsujiri, donde siempre hay una enorme cola para entrar. Si pasáis por allí­ no dejéis de intentar probar sus productos, por ejemplo el helado de maccha, es una delicia. Estos de la foto son pequeños bocaditos de un chocolate extrafino y blando espolvoreado con té maccha. El sabor de Kyoto derritiéndose en la boca de uno:

También desde Kyoto me han regalado estas chocolatinas con sabor a maccha, sakura. Es increí­ble pero el sabor es de lo más auténtico. Y alguno se preguntará si es que es normal comerse las hojitas de la flor del cerezo. Pues sí­, se preparan pasteles, inciensos y perfumes con esa esencia, y no está nada mal:

Si antes hablábamos de Morozoff ahora le toca el turno a Goncharoff, también de Kobe. Esto es de lo mejorcito que he probado hoy. Súper blando y con un aroma muy fino de Brandy:

Finalmente mi amiga Minako me sorprendió una vez más. Fiel a sus gustos este año me volvió a obsequiar con chocolate de Godiva. Ella me dijo que imaginaba que recibirí­a chocolate, de modo que prefirió ser más original y me regaló este vaso térmico con una tampografí­a de Lost, me gusta!!!!:

El cochecito del yakiimo

Friday, February 9th, 2007

A veces este pequeño vehí­culo pasa cerca de mi casa. Recuerdo la primera vez que lo escuché, y reconozco que me puso de los nervios, pues en la parte trasera lleva una olla que es constantemente calentada con leña y el vapor que sale emite un pitido bastante desagradable. Pero claro, eso es porque yo no lo asocio al sabor de la batata asada en invierno, algo que se me escapa como gaijin que es uno. Es lo que llaman por aquí­ “yakiimo”. Y es cierto que después de probarla el ruido se hace menos cansino, a todo se acostumbra uno, ¿no?.

En otras ocasiones pasa otro vehí­culo similar vendiendo ramen calentito. Pero ese suele llevar alguna musiquilla amplificada por una vieja megafoní­a. Ese es más agradable.

En fin, si os encontráis con alguno de estos cochecitos no dudéis en probar su comida en una tarde frí­a de invierno, sin duda la hará más cálida.

Sakana, sakana, sakana!!!

Monday, February 5th, 2007

“Sakana” significa pescado, y el tí­tulo de este post es una canción que a cualquier japonés le resultará familiar. Se trata de una de esas musiquillas pegajosas que podemos escuchar en los supermercados.
Ayer compré, como todos los meses, la revista Kansai Time Out, que ahora celebra su trigésimo aniversario, casi nada. Hay algún que otro articulillo en este número 360 que me gustarí­a enseñaros, pero todo a su tiempo.
Hoy os muestro una ficha muy útil que viene en una de sus páginas; seguro que a más de un amante del sushi le interesará, pues no penséis que todos los restaurantes de sashimi y sushi tienen su menú en inglés.
Ahí­ queda eso!:

Por cierto, todos estos ideogramas tienen a la izquierda el mismo radical, “魚”, que así­ solito se lee “sakana”.

Mirando la lista puedo decir que hoy he almorzado spaghetti con “sake” ahumado y he cenado sashimi de “katsuo” (por cierto, que puesto que llegué 15 minutos antes de que cerraran el súper, conseguí­ una buena bandejita de bonito por sólo 200 yenes, 50% de descuento momentos antes de cerrar, algo habitual en estos establecimientos).

Pata Negra

Sunday, January 28th, 2007

El próximo miércoles harán tres años justo desde que llegué a Japón por vez primera, y hasta la fecha he tenido la ocasión de comer en más de un restaurante español por estas tierras, encontrándome en la mayorí­a de las veces con todo un elenco de mini-degustaciones de platos pseudo-españoles a precios de raciones. Hay honrosas excepciones en las que puedo decir que he salido más que satisfecho de alguno de estos restaurantes, pasen por La Oliva de Kobe si quieren un ejemplo, pero la inmensa mayorí­a nos dejarán con el estómago medio vací­o y la cartera sin un yen.

Hoy, sin embargo, he tenido el inusual priveligio de poder ir al bar que dos buenas amigas acaban de abrir apenas hace cinco dí­as en Osaka. Se trata de un bar español de tapas al que las hermanas Kei y Junko, las responsables de todo, han dado el bonito nombre de “Pata Negra”, después de cederme a mi la responsabilidad (que acepté de muy buena gana) de buscarle tí­tulo al local. Y he de decir que no nos hemos equivocado para nada con el nombre, pues todo lo que sale de esa cocina es auténtica “pata negra”, no podí­a ser menos mirando quien está allí­ preparando los platos.

Kei y Junko en la entrada de su bar, junto a un cartel que nos avisa de que por la reciente inauguración del local todo está a mitad de precio.

Aquí­ tras la barra del bar.

En “Pata Negra” no les voy a decir que regalan la comida, se paga y bien, pero al menos yo lo he hecho con mucho gusto, pues el sabor no tiene nada de “pseudo”, es auténtico, y no es casual, pues bien me consta que la cocinera se ha pateado ella solita media España buscando esos sabores y estudiando esas recetas.
La dedicación que estas chicas han desplegado, la devoción que en todo momento han mostrado, y en definitiva su ilusión, desde el momento en que esto no era más que un proyecto, me conmueven, la verdad. Por eso espero que tengan toda la suerte del mundo con su negocio.

El resto del personal no es menos amable y el servicio es de lo más correcto y atento.

Egi tirando cervecitas…

… y Ryo tocando el violí­n.

Y no deja uno de sorprenderse de la facilidad con que podemos encontrarnos con el rastro de algún que otro coleguilla que anda a diez mil kilómetros de Osaka…:

Aquí­ Hiro y un servidor mostrando perfiles:

Y aquí­ con la boca llena:

Sé que algunos de los que leéis este blog andáis por Osaka de vez en cuando, de modo que no quiero dejar pasar la ocasión y voy a recomendaros este bar para cuando tengáis morriña gastronómica. De verdad no os arrepentiréis. He comido las mejores gambas al ajillo y a la plancha de la zona y unos pinchos de carne de cerdo que creo que Hiro ya no olvidará fácilmente ;-). Y algo que de verdad echaba de menos, el arroz con leche, buení­simo!. Ah, casi lo olvidaba, la sangrí­a genial.

El bar está en la zona de Tenmabachi, no muy lejos de Umeda, a dos paradas de metro desde Higashi-Umeda (llegar hasta Tenmabachi en chikatetsu y salir por la boca número 4). Os dejo un mapita del lugar por si os da el punto:

Esta es la fachada que debéis buscar:

Kei, Junko, pata negra deshou!!!

Por cierto, me acabo de dar cuenta de que hemos pasado de las 100000 visitas, wow!, muchí­simas gracias, ustedes también sois pata negra!!!

Un asunto empalagoso

Tuesday, January 23rd, 2007

Se acabaron las navidades y toda su parafernalia apenas la hemos recogido cuando ya aparecen los primeros sí­ntomas de la siguiente memez que ha encontrado un hueco en el almanaque: San valentí­n (en España su introducción data de mediados del siglo pasado y se llevó a cabo con el único objeto de incentivar la compra de regalos).
Japón no iba a ser menos y desde hace unos años se comenzó una nueva moda que consiste en regalar chocolate. En febrero son ellas las que han de regalar a ellos. Un mes mas tarde los chicos que recibieron chocolatinas deberán de corresponder a las nenas. Así­ de simple y absurdo, un mero compromiso que a quien más beneficia es a empresas como Meiji.
Igual alquien me lee y piensa que estoy falto de romanticismo y esas cosas, pero créanme, llevo ya tres San Valentines por aquí­ y la cosa no sale precisamente baratita. Y no se tome eso como una auto-adulación, pues recibo lo justo, pero devuelvo lo que me toca. Donde fueres haz lo que vieres, me decí­an en el cole, pero eran otros tiempos.
Estas de la foto son baratitas, apenas llegan a los 100 yenes, pero no creo que una chica vaya a quedar muy bien regalándolas, las elegidas son más caras, de 1000 yenes en adelante, y si son de una marca bien conocida o vienen de Suiza pues mejor…

Maguro

Saturday, January 20th, 2007

Os quiero remitir hoy un artí­culo de Arturo Pérez-Reverte que me ha parecido interesante. Y es que en los últimos meses he leí­do por algún que otro blog comentarios de internautas que duermen muy tranquilos porque rechazan con firmeza el consumo de carne de cetáceo que ocurre a 10600 kilómetros de su casa, teniendo muy cerquita en proceso un exterminio similiar, el del atún rojo.
La ignorancia, ingrediente que mezclado con una dosis de vena ecologista de andar por casa resulta poco menos que absurda. Y no crean ustedes que el que escribe este blog esté reservándose el derecho de no sólo no liberar a Willy sino el de trocearlo y servir su cuerpo en un kaitenzushi, nada más lejos de mis intenciones. Precisamente tuve la ocasión, recién llegado a Japón, de provar la carne de ballena una noche en un restaurante de sashimi de Sannomiya. Mi anfitrión aquella noche me invitó a una degustación de pescado crudo que él mismo eligió, de modo que uno se limitó a ir correspondiendo vaciando aquellos platos tan exquisitamente presentados. Y he de decirles que uno puede perfectamente morirse sin haber probado el sabor de la ballena cruda, no se pierden nada.
Pero el atún rojo es otra historia, es el pata negra del sashimi y el que lo prueba, por lo general, repite. El que yo me he permitido hasta la fecha no creo que venga de España, lo sé porque sé cuánto pagué en cada ocasión, que fue bien poco, unos 650 yenes por un menú como el de la siguiente imagen:

Tampoco el que encontramos en supermercados con el precio rebajado es del que tratamos, de hecho su bajo precio atiende a su abundancia:

Hablamos pues del sashimi de maguro que cortan en buenos restaurantes y por el que no pagaremos menos de 700 yenes por una porción de sushi. Y os aseguro que ese plato es muchí­simo más frecuente y demandado que el de cetáceo.

Os dejo ya con el artí­culo de Don Arturo:

Sushis y sashimis

Les juro que a estas alturas ya me da igual. O casi me lo da, porque hace tiempo comprendí­ que es inútil. Que los malos siempre ganan la batalla, y que el único sistema para no despreciarte a ti mismo como cómplice consiste en escupirles exactamente entre ceja y ceja, y de ese modo estropearles, al menos, la plácida digestión de lo que se están jalando. Esta introducción -o proemio, que dirí­a don Antonio Gil, mi profesor de latí­n- viene a cuento del atún rojo, y el atún fucsia, y el chanquete, el salmonete o lo que ustedes quieran, y de los peces en general y de un mar en particular, el Mediterráneo en este caso. Y me da igual, les decí­a, o hago como que me lo da, que los pescadores, entre los que alguno no tiene dos dedos de frente o medio palmo de escrúpulos y le da lo mismo tener pan para hoy y hambre para mañana, estén logrando la extinción de cuanto vive bajo el agua, hasta el punto de que ir a una lonja para una subasta da ganas de llorar, cuando ves lo que sacan del agua: cuatro raspallones de mala muerte, un cefalópodo junior y un atuncí­llo despistado que pasaba por allí­.
Me da igual -o me pongo así­ de esta manera, como si me diera o diese-, que ahora los pescadores trabajen para esos campos de exterminio flotantes que se han montado en España los del atún rojo: las jaulas donde dicen que los crí­an, qué risa Basilisa, juas, juas, juas, como si no supiéramos algunos que ese atún no nace en cautividad ni aunque los padres estén borrachos, y que lo que se está haciendo en el Mediterráneo con ese bicho, además de una canallada ecológica, es un negocio que sólo beneficia a unos cuantos, y sobre todo a los japoneses que pagan una pasta, porque allí­ ese pescado es apreciado y carí­simo.
Podrí­a, si tuviera ganas -pero ya no tengo muchas-, detallar cómo se lo montan aquí­ mis primos; cómo detectan con avionetas los bancos de atún, los acosan, los cercan, los encierran en jaulas marinas, los engordan, los matan y se los remiten a los de las Nikon para sushis y sashimis. Podrí­a contar cómo, pese a que España es un paí­s que en teorí­a protege la especie en extinción del atún rojo -aquí­ no se expiden licencias, faltarí­a más, somos Unión Europea de elite y todo eso se hacen bonitas carambolas a cuatro bandas con licencias francesas y con morro nacional, un poquito de tela por aquí­ y un poquito de mandanga por allá, se habla eufemí­sticamente de viveros y de criaderos y de la zorra que los parió, y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, del que también podrí­amos charlar despacio otro dí­a, mira impávido al tendido, supongo -me da la risa floja al suponerlo- que por amor al arte; y la Dirección General de la Marina Mercante prefiere no meterse en problemas; y los ecologistas, a quienes tanto les gusta salir en las fotos para gilipolleces, andan en esta materia con el bolo colgando en vez de montar la de Dios es Cristo; y los pescadores, esos pobres pringados, en lugar de boicotear ciertas jaulas o bloquear un puerto, o incluso pegarle fuego al organismo oficial correspondiente, aceptan trabajar como sicarios por cuatro duros miserables para los que de verdad se lo llevan crudo y que luego se hacen fotos en plan empresa ejemplar con las más altas autoridades, consejeros, presidentes y ministros incluidos, todos compadres con sus corbatas verde y rosa fosforito, encantados de conocerse í­ntimamente unos a otros. Smuac. Podrí­amos entrar en documentados y deliciosos detalles sobre todo ese panorama, repito. Pero a estas alturas no sirve de nada, y ya he dicho antes que me da igual; que el mal está hecho y es irreversible, y que cuando tenga ocasión de tropezarme a algún responsable de toda esa bazofia, ya me encargaré personalmente de ciscarme en su puta madre, si puedo. Pero lo que ya no me da igual es izar las velas para olvidar precisamente que vivo en un triste lugar llamado España, con elevadí­simo número de sinvergíŒenzas por metro cuadrado, y cuando al fin me creo libre allá afuera, Génova y Mayor arriba y con quince nudos de viento a un descuartelar, rumbo a donde sea, toparme con uno de los doscientos mil laberintos de jaulas, redes y balizas que ahora hay fondeados de cualquier manera y multiplicándose por todas partes, a veces sin señalar en las cartas, mientras te preguntas quién es el imbécil -en el más honesto de los casos- que autoriza que los calen aquí­ y allá, con luces que a menudo están apagadas en noches de temporal, en medio de las rutas tradicionales, bloqueando el paso a los abrigos de toda la vida -la otra noche, por ejemplo, eché las muelas recalando en la trampa mortal en que han convertido La Azohí­a de Mazarrón , y olvidando que, además del derecho de unos pocos a enriquecerse con el exterminio, para otros también existe el derecho a la libre navegación, y a que no nos toquen los cojones. y eso sin contar la sensación de tristeza, la amargura que produce navegar entre esas jaulas siniestras que huelen a mares desolados, a dinero turbio y a muerte.

Arturo Pérez-Reverte

El Semanal

14 de abril de 2002

Tu quoque, Pekochan, filia mi…

Tuesday, January 16th, 2007

Se destapó un nuevo escándalo en Japón. Fujiya, la mayor cadena del paí­s de pasteles y bollerí­a que factura hasta 70 millones de yenes diarios, vendió pastelitos con leche caducada. Os dejo aquí­ un par de fragmentos de artí­culos de prensa sobre el tema:

“La famosa cadena de pastelerí­a Fujiya reveló que vendió 2.000 pastelillos rellenos con crema láctea que habí­an sido elaborados con leche pasada y que ya habí­a caducado el 8 de noviembre del año pasado.

El escándalo llegó a tal nivel que desde ayer cerraron 5 fábricas de pasteles proveedoras de Fujiya, mientras las tiendas de la cadena dejaron de atender hasta que la administración confirme plenamente la calidad de los productos.

El presidente de Fujiya, Rintarou Fujiki, reconoció en rueda de prensa que su empresa se estaba restableciendo de pérdidas de ingresos y déficit desde hací­a 4 años cuando le ha llegado este problema.

La fábrica proveedora de Fujiya que provocó la infracción está en Saitama y desde ahí­ envió pastelillos con leche caducada a nueve prefecturas del paí­s como Nigata, Fukushima, Shizuoka, y en la zona Kanto. Después de la investigación se descubrió que esta fábrica habí­a utilizado leche pasada en siete veces.

Se calcula que ha colocado en el mercado unos 16.000 pastelillos rellenos con leche pasada. El mismo producto defectuoso fue usado también para preparar tortas de manzana en cuatro oportunidades. Además, en esta fábrica se ha llegado a capturar ratas. En 2006 se llegó a matar 50 de esos roedores en un mes.

El presidente Fujiki dijo que desde el descubrimiento del caso se demoró casi dos meses en hacerlo público. “Debí­ hacerlo antes, pero estuve pensando en las medidas que debí­a aplicar para enfrentar problema”.

La cadena Fujiya es un verdadero emporio de los pasteles y los panes con tiendas y caferí­as instaladas en casi todo el territorio japonés. Solo la venta de tortas le representa entre 60 y 70 millones por dí­a, cifra que llega a 100 millones diarios en un fin de semana.”

Esto lo dice el portal http://www.ipcdigital.com/.

Y el Daily Yomiuri Shinbun dice

“Fujiya Co. President Rintaro Fujii said Monday he would resign to take the blame for the confectioner shipping products made from old ingredients.”.

Realmente preocupante. Quizás esto no sea más que, como es habitual en este mundo, la punta de un iceberg que ya es un viejo conocido.
Cualquiera que pase unos dí­as en las islas se dará cuenta del bají­simo precio de este tipo de artí­culos de alimentación. Mejor no pensar demasiado…
En cuanto a la existencia de ratas la verdad es que no me sorprende. Recuerdo una temporadita que pasé en Londres, yo frecuentaba un Dunkin Donuts que habí­a en Piccadilly Circus, donde trabajaban algunos españoles. Uno de ellos me comentaba con cierta asiduidad que encontraba ratones en el sótano, donde se almacenaban las harinas y azúcares con que se preparaban los donuts. Es algo que ocurre por doquier.
En fin, pobres ratas, ellas sí­ que no saben lo que comen. Nosotros seguiremos consumiendo lo mismo, aún a sabiendas de qué es lo que engullimos, somos así­, qué le vamos a hacer…

A propósito, esta chica es la simpática Pekochan, la imagen de la compañí­a Fuyija:

Kankoku Ryouri

Tuesday, November 21st, 2006

Hace unos dí­as tuve el placer de conocer a Che, un amigo de Hiro, el japonés de Kouchi cuyas apariciones por este blog ya son algo más que habituales, la última vez fue en el post de hace una semana, en Den-Den Town.

Che (a la derecha en la foto, a la izquierda vemos a Hiro) es coreano, pero vivió también en China y ahora vive en Kobe. Es muy joven pero se podrí­a decir que ha aprovechado su tiempo, el chico habla coreano, chino cantonés, japonés e inglés, pero digo que los habla, no que los chapurrea. Le conocí­ hace una semana y tres dí­as después me encontré por casualidad con él en la librerí­a Junkudo, habí­a ido para comprar un libro de gramática española. Ayer me dijo que ya tiene tres libros de español y que puesto que no tiene mucho tiempo libre pues estudiará la lengua por su cuenta. Además me sorprendió la cantidad de información que tení­a en su cabeza sobre mi ciudad siete dí­as después de nuestro primer encuentro, hasta el punto de ser capaz de situar algunos monumentos de Sevilla en un mapa mental, increí­ble.
Otro dato interesante es que fue futbolista profesional en China y conoce bastante sobre el fútbol europeo.

Ayer tení­amos una cita para ir los tres a comer a un restaurante coreano en Sannomiya, llamado Saranban. Che se encargó de pedir la cena en el restaurante, cuyos dueños son una familia coreana, de modo que se puede decir que la comida era genuí­na. La mesa se llenó de platos en poco tiempo, pero la comida principal era el yakiniku coreano, que suele comerse con muchas verduras.

Este tipo de carne asada es conocida en Corea como Samugyopusaru y su preparación a mi me recuerda a la de los tacos mexicanos, ¿os preguntáis por qué?, bueno, mirad el video que os dejo aquí­:

La verdad es que comimos bien. Me llamó la atención el hecho de que cuando bebemos en una mesa rodeados de comensales coreanos no debemos llevarnos el vaso a la boca sin brindar cada vez con ellos, no hacerlo es de mala educación, y con lo picante que suele ser esta comida la verdad es que se lleva uno un buen rato de brindis :-D.

Gracias, Che y Hiro, habrá que repetirlo, ¿no?.

Tacos

Tuesday, November 14th, 2006

íšltimamente recibimos muchas visitas desde México, de modo que dedicamos este pequeño post a estos nuevos visitantes, buena onda, buena onda.
Resulta que descubrimos no hace mucho un acogedor restaurante mexicano en Motomachi que por 1100 yenes nos ofrece su “lunch menu”, consistente en sopa, guacamole y tacos (la sopa la podemos cambiar por alguno de los postres de la casa como por ejemplo el que tomé yo la última vez, una especie de yogurt gelatinoso de coco con frambuesas, todo muy natural, preparado en el mismo restaurante).

No es que yo tenga un paladar muy fino para la comida mexicana, pues no soy un gran conocedor de ella, pero de todos los restaurantes que he probado en Osaka y Kobe yo dirí­a que este es el que tiene los mejores tacos. El secreto quizás sea la cocinera mexicana que allí­ trabaja ;-).
El lugar se llama “Sol” y se encuentra en el segundo tramo del shotengai de Motomachi.
Un detalle curioso es el proyector que tienen para mostrarnos durante el almuerzo fragmentos de pelí­culas de lucha libre.

Bueno, disculpen ustedes que siga comiendo… 😀