Puesta de largo

Una vez más un artículo de mi amiga Montserrat Sanz Yagüe viene a ennoblecer las páginas de este blog.

En esta ocasión se trata de una hermosa reflexión acerca los dos principales eventos que tuvieron lugar en esta ciudad a lo largo de la pasada semana: la celebración del “seijinshiki” (成人式, momento del año en el que los jóvenes que cumplen 20 años entre el 2 de abril del año anterior y el 1 de abril del presente son convocados a una ceremonia en la cual una autoridad les informa en un acto solemne de las responsabilidades que deberán afrontar durante su vida como adultos) y la llegada de una triste efeméride que ya lleva conmemorándose dos décadas siempre que el calendario alcanza el día 17 de enero, la fecha del gran terremoto de Kobe.

IMG_8304-Editar

Aquí tenéis el texto del artículo publicado en El Adelantado de Segovia:

Puesta de largo
SEGOVIA, DESDE FUERA
Montserrat Sanz Yagüe

En Japón el relativismo se aplica incluso a la mayoría de edad. A los dieciséis años uno puede trabajar (aunque con restricciones), a los dieciocho conducir, y a los veinte uno puede votar y beber. Esta última y definitiva mayoría de edad merece una fiesta nacional, la más colorida del año. Cientos de jóvenes que cumplirán veinte años en los próximos doce meses se ponen de largo y son reconocidos como adultos el segundo lunes de enero. Las calles de esa fría mañana de invierno se llenan de chicas con espectaculares kimonos. Los chicos se dividen entre aquellos que eligen la indumentaria tradicional (los menos) y los que se compran su primer traje, el que les servirá en los dos siguientes años para sus entrevistas de trabajo si son universitarios. Durante ese día todos ellos participan en ceremonias oficiales organizadas por los municipios. El alcalde y otras autoridades les dan la bienvenida a la vida adulta y les recuerdan sus responsabilidades. Los chicos, a través de un representante, hacen una declaración de principios y un compromiso con la sociedad. La alegría colectiva es palpable en las calles. Es un ritual anual, oficial y público por el que pasan todos los ciudadanos y en el que participan todas las clases sociales. Siempre me ha parecido que este tipo de costumbres contribuye en parte a la unidad nacional tan evidente en Japón.

En cualquier caso, este año, el ritual ha tenido una particularidad en Kobe, la ciudad donde vivo. Hoy, diecisiete de enero, se cumplen exactamente veinte años desde que un gran terremoto asoló la ciudad, se llevó la vida de más de seis mil personas, dejó a cientos de miles sin casa y el puerto y algunas autopistas destrozadas. Este año, los chicos que se han puesto de largo son los primeros que no vivieron aquel desastre o que sobrevivieron a él con apenas unos días de vida. Son la generación post trauma, por llamarla de alguna forma.

En esta ocasión, además de darles la enhorabuena a los veinteañeros, los que se merecen un buen homenaje son sus mayores y la cultura del tesón que representan. Han sido capaces de entregarles como regalo por su mayoría de edad una ciudad moderna, limpia, con transportes eficaces, carreteras y autopistas en buen estado e instalaciones de todo tipo, una ciudad agradable, dinámica y completamente reconstruida. Del terremoto quedan heridas emocionales y una especie de añorada prosperidad siempre por llegar, pero la huellas físicas se reducen a un memorial con todos los nombres y una llama eterna, un rincón al lado del mar donde se han preservado el suelo y las farolas tal y como quedaron tras aquellos fatídicos veinte segundos, y un buen centro de documentación e investigación sobre seísmos. Por lo demás, Kobe sigue mirando al mar con elegancia y dignidad, como una veinteañera estrenando su kimono de colores con símbolos de longevidad y felicidad.

Es como si este año Kobe les estuviese diciendo a sus jóvenes adultos: yo también cumplo veinte años desde que volví a nacer y tengo toda la vida por delante. Ahí me tenéis. Vuestros mayores han reconstruido lo que han podido. Ahora vosotros sois la gran esperanza. A ellos les ha tocado reconstruir una ruina física. A vosotros os toca reparar la ruina de la crisis financiera y demográfica. Cada generación tiene lo suyo. Hagamos nuestro primer brindis legal y no olvidéis que vuestra obligación, como os han demostrado, es dejar a vuestros hijos una ciudad mejor que la que os vio nacer.

Y nunca mejor dicho.

11 Responses to “Puesta de largo”

  1. kitys says:

    Que hermoso que no pasen de alto estas fechas, ni se lo tomen como algo pasajero y les enseñen a siempre prosperar.

Leave a Reply